18 de Mayo
SAN VENANCIO,(*)
Mártir
SAN VENANCIO,(*)
Mártir
Lo que es agradable a Dios, es que, con la mira de
agradarlo, suframos los males y las penas que se nos
hace sufrir injustamente.
(1 Pedro, 2, 19).
agradarlo, suframos los males y las penas que se nos
hace sufrir injustamente.
(1 Pedro, 2, 19).
San Venancio, después de haber sufrido los tormentos más espantosos, fue arrojado a un
estercolero. Curado milagrosamente por un ángel, se presentó nuevamente ante el juez que
lo había condenado. Mientras el santo hablaba, cayó el juez boca arriba y expiró
exclamando: "El Dios de Venancio es el solo Dios verdadero, destruid
vuestros ídolos". Los leones a los que fuera arrojado como alimento, en
seguida, prosternáronse a sus pies, mientras el santo predicaba la fe a los
espectadores. En fin, después de haber sido arrastrado por entre zarzales y
precipitado desde lo alto de una roca sin que sufriese mal alguno, fue
decapitado a la edad de 17 años.
I. El cristiano que sufre
generosamente por la causa de Jesucristo es motivo grande de júbilo para Dios y
los elegidos. Es un espectáculo digno de toda la Corte celestial, ver un hombre
que desafía las amenazas, los suplicios, los halagos de los tiranos, e imita,
tanto cuanto puede, a Jesús crucificado. ¿No se abrieron
acaso los cielos para que los bienaventurados fueran espectadores del martirio
de San Esteban? No depende sino de mí proporcionar a Dios este espectáculo
tan agradable a sus ojos: basta, para esto, sufrir con alegría todo lo molesto
que me acaece.
II. El mártir tiene oyentes en la tierra:
son los infieles a quienes su heroísmo atrae a la verdadera fe. Así fue como
Menas convirtió a Hermógenes. ¡Gran Dios! ¿Se puede acaso dudar de vuestra
bondad, cuando se ve a los mártires colmados de consuelos en medio de los
tormentos? ¿Se puede por ventura dudar de vuestro poder, cuando se contemplan
los milagros que realizan? Si los mártires no experimentasen alivio alguno
en sus suplicios, no soportarían con tanta paciencia la amargura de sus
tribulaciones; todos podian comprender la violencia de sus torturas, muy pocos
la dulzura de sus consolaciones. (San Agustín) .
III. En fin, este excelente orador toca y conmueve los corazones de los fieles. Los cristianos más cobardes, a la vista
de la sangre de los mártires, sentían renacer su coraje. Y aun hoy, ¿se
puede acaso leer las vidas de estos ilustres atletas sin desear servir a un
Dios tan bueno, y sufrir algo por su amor? Los mártires nos hablan todavía
desde el cielo; nos advierten no perdamos, en la tranquilidad de la paz, la fe
y la amistad de Dios que conservaron ellos en medio de las pruebas de la
persecución.
La paciencia
Orad por los países infieles.
Orad por los países infieles.
ORACIÓN
Oh Dios, que habéis consagrado este día por
el triunfo del bienaventurado Venancio, vuestro mártir, escuchad las plegarias
de vuestro pueblo, y haced que honrando sus méritos, aprendamos a imitar su
constancia. Por J. C. N. S. Amén.