martes, 15 de septiembre de 2020

15 septiembre. BIENAVENTURADA VIRGEN MARÍA DE LOS DOLORES, memoria obligatoria

 PRIMERA LECTURA

Vosotros sois el cuerpo de Cristo y cada uno es un miembro
Lectura de la primera carta del Apóstol San Pablo a los Corintios 12, 12-14. 27-31a
Hermanos: Lo mismo que el cuerpo es uno y tiene muchos miembros, y todos los miembros del cuerpo, a pesar de ser muchos, son un solo cuerpo, así es también Cristo.
Todos nosotros, judíos y griegos, esclavos y libres, hemos sido bautizados en un mismo Espíritu, para formar un solo cuerpo.
Y todos hemos bebido de un solo Espíritu.
El cuerpo tiene muchos miembros, no uno solo.
Vosotros sois el cuerpo de Cristo y cada uno es un miembro.
Y Dios os ha distribuido en la Iglesia: en el primer puesto los apóstoles, en el segundo los profetas, en el tercero los maestros, después vienen los milagros, luego el don de curar, la beneficencia, el gobierno, la diversidad de lenguas, el don de interpretarlas.
¿Acaso son todos apóstoles? , ¿o todos son profetas? ¿o todos maestros?, ¿o hacen todos milagros?, ¿tienen todos don para curar?, ¿hablan todos en lenguas o todos las interpretan? Ambicionad los carismas mejores.
Palabra de Dios.

Salmo responsorial Sal 99, 2. 3. 4. 5
V/. Somos su pueblo y ovejas de su rebaño.
R/. Somos su pueblo y ovejas de su rebaño.

V/. Aclamad al Señor, tierra entera, servid al Señor con alegría, entrad en su presencia con vítores. R/.

V/. Sabed que el Señor es Dios: que él nos hizo y somos suyos, su pueblo y ovejas de su rebaño. R/.

V/. Entrad por sus puertas con acción de gracias.
por sus atrios con himnos, dándole gracias y bendiciendo su nombre. R/.

V/. «El Señor es bueno, su misericordia es eterna, su fidelidad por todas las edades. R/.


SECUENCIA 
La Madre piadosa estaba
junto a la cruz y lloraba
mientras el Hijo pendía;
cuya alma, triste y llorosa,
traspasada y dolorosa,
fiero cuchillo tenía.
¡Oh cuán triste y cuán aflicta
se vio la Madre bendita,
de tantos tormentos llena!
Cuando triste contemplaba
y dolorosa miraba
del Hijo amado la pena.
Y ¿cuál hombre no llorara,
si a la Madre contemplara
de Cristo, en tanto dolor?
¿Y quién no se entristeciera,
Madre piadosa, si os viera
sujeta a tanto rigor?
Por los pecados del mundo,
vio a Jesús en tan profundo
tormento la dulce Madre.
Vio morir al Hijo amado,
que rindió desamparado
el espíritu a su Padre.
¡Oh dulce fuente de amor!,
hazme sentir tu dolor
para que llore contigo.
Y que, por mi Cristo amado,
mi corazón abrasado
más viva en él que conmigo.
Y, porque a amarle me anime,
en mi corazón imprime
las llagas que tuvo en sí.
Y de tu Hijo, Señora,
divide conmigo ahora
las que padeció por mí.
Hazme contigo llorar
y de veras lastimar
de sus penas mientras vivo;
porque acompañar deseo
en la cruz, donde le veo,
tu corazón compasivo.
¡Virgen de vírgenes santas!,
llore ya con ansias tantas,
que el llanto dulce me sea;
porque su pasión y muerte
tenga en mi alma, de suerte
que siempre sus penas vea.
Haz que su cruz me enamore
y que en ella viva y more
de mi fe y amor indicio;
porque me inflame y encienda,
y contigo me defienda
en el día del juicio.
Haz que me ampare la muerte
de Cristo, cuando en tan fuerte
trance vida y alma estén;
porque, cuando quede en calma
el cuerpo, vaya mi alma
a su eterna gloria. Amén.


EVANGELIO
Triste contemplaba y dolorosa miraba del Hijo amado la pena

 +Lectura del santo evangelio según san Juan 19, 25-27

En aquel tiempo, junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María, la de Cleofás, y María, la Magdalena.
Jesús, al ver a su madre y cerca al discípulo que tanto quería, dijo a su madre:
-«Mujer, ahí tienes a tu hijo.»
Luego, dijo al discípulo:
-«Ahí tienes a tu madre.»
Y desde aquella hora, el discípulo la recibió en su casa.
Palabra del Señor.

O bien:
A ti, una espada te traspasará el alma
 +Lectura del santo evangelio según san Lucas 2, 33-35

En aquel tiempo, el padre y la madre de Jesús estaban admirados por lo que se decía del niño.
Simeón los bendijo, diciendo a María, su madre: 
-«Mira, éste está puesto para que muchos en Israel caigan y se levanten; será como una bandera discutida: así quedará clara la actitud de muchos corazones. Y a ti, una espada te traspasará el alma.»
Palabra del Señor.