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12 de febrero
Nosotros no ponemos la mira en las cosas 
visibles,
sino en las invisibles. Porque las que se ven, son
transitorias; mas las que no se ven, son eternas.(2 Cor. 4, 18).     
 
sino en las invisibles. Porque las que se ven, son
transitorias; mas las que no se ven, son eternas.(2 Cor. 4, 18).
Santa Eulalia, cuando apenas contaba 14 años, fue sometida al tormento del potro, a los azotes, a las uñas de hierro, al fuego, a la cal viva y al plomo derretido. Ella sufre impávida los tormentos: "Dios, dice, está conmigo". No considera a los verdugos que la atormentan, sino a Jesucristo que la consuela; no presta atención a los suplicios que soporta, sino a la recompensa que espera de Dios que es el espectador de su martirio. Expira invocando a Jesucristo, y su alma emprende vuelo hacia lo alto en forma de paloma. 
   I. Almas justas, Dios os ve cuando 
sufrís; ve vuestros combates y vuestras victorias; ¡qué consuelo en vuestras 
aflicciones! ¿Qué soldado no se expondría a la muerte bajo la mirada de su rey? 
Cuando gimo, cuando me impaciento, Dios me ve; ¿me atrevería a cometer esta 
cobardía en presencia de un hombre honrado? No basta que Dios me vea, es preciso 
que esté siempre presente a mi espíritu. 
 
   II. No solamente ve Dios nuestras aflicciones, 
sino que es Él quien nos las envía o quien permite que las tengamos. No te 
irrites, pues, contra la mano de tu perseguidor, ni te impacientes en tus 
enfermedades: Dios quiere que ellas te aflijan. En adelante recibe con entera 
resignaci6n todos los males que te envíe, y dile a Dios con Jesús: ¡Padre 
mío, que se haga vuestra voluntad, y no la mía! 
 
   III. Dios recompensará estos 
sufrimientos; si es su espectador lo es solamente para ser, Él mismo, la 
recompensa. "Yo seré, dice Él, vuestra recompensa". Él será quien enjugue 
tus lágrimas; invócalo en la aflicción. Él consoló a Santa Eulalia y a tantos 
otros mártires en sus suplicios; Él colmaba de gozo a Job en su estercolero. Ten 
presente en tu espíritu, en tus sufrimientos, este pensamiento: Dios ve mis 
sufrimientos, Dios los recompensará; y tus dolores se disiparán, crecerá en ti 
el valor. Tienes a los ángeles y al Señor de los ángeles como espectadores en 
las luchas que sostienes contra el demonio. (San Efrén) . 
 
El recogimiento  
Orad por los muertos. 
ORACIÓN 
 
   Que la bienaventurada Eulalia, virgen 
y mártir,  implore por nosotros vuestra misericordia, Señor, ella que siempre os 
fue agradable por el mérito de la castidad y por su valor en confesar vuestro 
santo Nombre. Por J. C. N. S.  Amén. 
 
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