25 de Mayo
GREGORIO VII,
Papa y Confesor
GREGORIO VII,
Papa y Confesor
Sufro por Jesucristo hasta estar en cadenas como un
  criminal, 
pero la palabra de Dios no está encadenada. (2 Timoteo, 2, 9). 
   Este Papa fue poderoso en obras y en
  palabras. Con tanto celo trabajó en el restablecimiento de la disciplina
  eclesiástica, en la propagación de la fe, en la extirpación de los errores y
  abusos, que puede decirse que ningún Papa, desde los tiempos apostólicos,
  soportó más penurias y tribulaciones por el bien de la Iglesia, y combatió
  más valientemente por su libertad. Como muro de acero opúsose a las
  sacrílegas pretensiones del emperador Enrique IV. Sitió éste a Roma y forzó
  al Santo Pontífice a refugiarse en Montecasino primero y, después, en
  Salerno, donde sucumbió al exceso de sus fatigas, el 25 de mayo de 1085.
  Antes de expirar, pronunció las palabras del Salmista: "He amado la justicia
  y he odiado la iniquidad"; y agregó: "por ello muero en el
  exilio". 
   I. Nuestro cuerpo es la prisión de
  nuestra alma; las cadenas, de que está cargada en esta prisión, le impiden
  elevarse hasta Dios. El Rey David y el Apóstol de los gentiles dolíanse de
  esta cautividad. Y tú, oh hombre, amas esta prisión y temes la libertad. ¡Ah!
  si conocieses la dicha que se gusta en el cielo en la libertad de los hijos
  de Dios, pedirías al Señor que rompa tus cadenas. ¡Habitantes del cielo, cuán
  felices sois por haber dejado esta prisión para ir a habitar un palacio de
  luz! 
   II. Nuestras cadenas son nuestras
  pasiones, nuestra concupiscencia, nuestros deseos y nuestros odios; ello es
  lo que nos ata a la tierra y nos impide elevarnos hasta Dios. ¡Señor, romped
  mis cadenas, desasidme de las creaturas, y entonces comenzaré ya desde esta
  vida el sacrificio de alabanza que debo continuar durante la eternidad! El
  primer grado de la libertad, es no ser esclavo de las pasiones. (San
  Agustín). 
   III. Estamos, todos, condenados a
  muerte y sólo por ésta saldremos de nuestra prisión terrenal; es una
  sentencia que se ejecuta en seguida en algunos y después en otros. Tu cuerpo
  se consume, tus ojos se debilitan, tus cabellos encanecen... ¿Qué significa
  eso, si no que tu prisión se desmorona, que pronto tu alma encontrará salida
  para obtener la libertad? Tiembla, pues, pecador, porque saldrás de esta
  cautividad para entrar en el infierno. Regocijaos, almas justas; saldréis de
  la prisión para ascender a un trono. Que lo queramos o no, avanzamos
  cada día, cada instante, hacia nuestro destino (San Gregorio). 
La constancia en las tribulaciones 
Orad por los que son perseguidos. 
ORACIÓN 
   Oh Dios, fortaleza de los que en
  Vos esperan, que habéis revestido al bienaventurado Gregorio, vuestro
  Pontífice, de constancia inquebrantable para la defensa de la libertad de la
  Iglesia, concedednos, por su ejemplo e intercesión, la gracia de superar
  valientemente los obstáculos que se oponen a nuestra salvación. Por J. C. N.
  S. Amén. 
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