13 de agosto
SAN HIPÓLlTO
Mártir
SAN HIPÓLlTO
Mártir
No queráis amar al mundo, ni las cosas
mundanas. Si alguno ama al mundo,
no habita en él la caridad del Padre.
(1 Juan, 2, 15).
mundanas. Si alguno ama al mundo,
no habita en él la caridad del Padre.
(1 Juan, 2, 15).
El sacerdote romano Hipólito, presbítero de la Iglesia romana y teólogo de renombre, se había constituido como cabeza de una comunidad disidente. Durante la persecución de Maximino, fue deportado a Cerdeña con el Papa Ponciano, donde se reconcilió con la Iglesia. Sometido a trabajos forzados, murió mártir del clima malsano, hacia el año 238.
I. Las máximas del mundo son tan
contrarias a las de Jesucristo, que no hay que asombrarse de ver en él al vicio
honrado y a la virtud despreciada. Dice Jesucristo que hay que despreciar las
riquezas, el mundo pretende que hay que valerse de todo para adquirirlas;
recomienda el Señor que se perdone a los enemigos, el mundo declara que un
hombre que se precie de serlo no debe sufrir una afrenta sin vengarse: como si
no fuese honorable obedecer a Jesucristo e imitale. Considera una por una las
máximas del mundo, y verás que son el polo opuesto de las máximas de
Jesucristo.
II. A máximas peligrosas, une el mundo
malos ejemplos. En el mundo, cada uno busca los placeres, los honores, la
fortuna; pocos piensan seriamente en su salvación. En el mundo, exhíbese el
vicio sin embozo y sin vergüenza, mientras que la virtud se esconde para
escapar de las burlas y del odio de los malvados.Quien no imita a los
malvados, los ofende. (San Cipriano).
III. En fin, en el mundo, no se obedece
ni a la razón ni al Evangelio, no se sigue sino la costumbre cobarde; ésta es
la que glorifica al vicio y denigra a la virtud. Cuídate de estos tres
peligros, y regula tu vida según el Evangelio y no según los usos del mundo,
donde los buenos son tan raros y los malos tan numerosos. Excepto algunos cristianos que huyen
del mal, ¿qué es el resto de los hombres, sino la sentina de los vicios? (Sa1viano).
La devoción
Orad por los que se
consagran a la enseñanza.
Orad por los que se
consagran a la enseñanza.
ORACIÓN
Haced, os lo suplicamos, oh Dios
omnipotente, que la augusta solemnidad de vuestro bienaventurado mártir
Hipólito aumente en nosotros la devoción
y el amor de la salvación. Por J. C. N. S. Amén.