23 de abril
SAN JORGE,(*)
Mártir
SAN JORGE,(*)
Mártir
Combate valerosamente por la fe,
conquista la vida eterna
para la cual fuiste llamado.
(1 Timoteo, 6, 12)
conquista la vida eterna
para la cual fuiste llamado.
(1 Timoteo, 6, 12)
HIMNO
Tú eres el libertador de los cautivos,
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porque liberaste a todos los cristianos.
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El amparo de los pobres
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pues les diste todo lo que poseías.
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El médico de los enfermos
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pues eres el príncipe de los grandes milagros.
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El defensor de los gobiernos
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por que eres el patrono de los reyes,
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de los ejércitos, de la juventud Scout.
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Es un Santo oriental, cuya devoción se extendió del oriente hacia el occidente como los rayos del sol, debido a su noble origen, su atractiva juventud, su brillante inteligencia, su firme devoción, y el gran entusiasmo que irradiaba de sus ojos mientras montaba su caballo presidiendo la guardia real. Finalmente, muchos fueron los suplicios que soportó, con gran valentía, en defensa de su fe cristiana.
Nació en Capadocia, en el año 280, en una
familia noble y cristiana. Su padre, Caratos, murió mártir por su fe cristiana
-después de esto su madre lo llevó a su pueblo natal: Ledd, en Palestina.
Acudía San Jorge a las reuniones de los primeros cristianos; allí recibió las
enseñanzas de los Evangelios y una sólida educación, formándose su carácter-.
Dotado de una gran bizarría, notables condiciones físicas y de excepcional
gallardía, sintió inclinación por la carrera de las armas; se incorporó al
ejército del Emperador, llegando en poco tiempo, a ser nombrado capitán de una
división.
¡Qué hermosa victoria la que este generoso
soldado de Jesucristo obtuvo contra los tiranos! Diocleciano, que le había conferido
el cargo de tribuno en recompensa de su valor, se lo quitó para castigar su
fidelidad a Dios. Fue desgarrado con una rueda erizada de espadas, se le hizo
rodar sobre el cuerpo una enorme piedra, se le sumergió en cal viva: salió
vencedor en todos estos combates. Pidió entrar en el templo de los ídolos; fue
allí conducido y, con una sola palabra, derribó todas las estatuas. Fue,
finalmente, degollado, hacia el año 303.
I. San Jorge fue fiel a Jesucristo.
El emperador no escatimó promesas, ni amenazas, ni tormentos para relajar su
fidelidad; con todo, nada fue capaz de hacerla vacilar. ¿Cómo soportas tú los
sufrimientos? ¿Si se pusiese a prueba tu fidelidad, preferirías antes perder
bienes, honores y vida, que la fe? ¡Ay! una palabra te espanta, la prosperidad
de un día te hace olvidar a Dios. ¿Cómo resistirías la cólera de los
tiranos, tú que no puedes resistir las burlas de un amigo? (San Jerónimo).
II. El santo fue tan valiente como fiel,
pues no retrocedió ante los más crueles suplicios cuando se trató de defender
la causa de Jesucristo. A ti la menor dificultad te espanta, quieres ser santo,
pero a condición de sustraerte a las dificultades que se encuentran en el
camino de la santidad. Mucho ardor pones en hacer triunfar tus proyectos y
empresas; ¿acaso hay un proyecto, una empresa más importante que la de tu
salvación?
III. La perseverancia es la virtud que
debe asegurar tu salvación. Olvídate, pues, de las obras pasadas; considera lo
que te falta para hacer; piensa en la corona que te espera, en Dios que es
testigo de tus trabajos, en la eternidad que es la recompensa de éstos, y
no te costará tanto sufrir. ¿Cuál es el santo que ha sido coronado sin pasar por
la tribulación? Indaga, y verás que todos han sufrido adversidad. (San Ambrosio).
La fidelidad a Dios
Orad por los que son tentados.
Orad por los que son tentados.
ORACIÓN
Oh Dios, que para regocijar nuestras
almas nos ofrecéis los méritos y la intercesión del bienaventurado mártir
Jorge, concedednos, por vuestra gracia, las mercedes que os pedimos por su
intermedio. Por J. C. N. S. Amén
- * Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J. Tomo II, (Ed. ICTION, Buenos Aires, 1982)