20 de diciembre
SANTO DOMINGO DE SILOS,(*)
Abad
SANTO DOMINGO DE SILOS,(*)
Abad
Tribulación y angustias
aguardan a todo hombre que obra mal.
(Romanos, 2, 9).
aguardan a todo hombre que obra mal.
(Romanos, 2, 9).
Santo Domingo de Silos aprendió a servir
a Dios cuidando las ovejas de su padre. Para santificarse mejor, tomó el hábito
de San Benito en el monasterio de San Millán de la Cogolla. Elegido prior,
resistió valientemente a Garcias, rey de Navarra, que quería apoderarse de las
posesiones de la Iglesia. Este acto de valor hizo que lo confinasen en
Castilla, donde llegó a ser abad de Silos. Reformó este monasterio e hizo de él
uno de los más famosos de España. Murió en 1073, y un grupo de niños vio que su
alma volaba al cielo.
I. El pecado es castigo del pecador, como
la virtud es recompensa del justo. El pecador lleva siempre consigo su verdugo;
el remordimiento siempre tortura a su alma y le arrebata el bien supremo del
hombre, que es la paz de la conciencia. Sin esta paz no hay placer, con ella,
no hay tristeza. Los pecadores no pueden escapar del castigo, aun aquí
en la tierra; aunque no haya llegado el día de la justicia, el castigo comienza
allí donde comienza el crimen. (San Cipriano).
II. La segunda pena del pecado es que
deshonra al pecador a los ojos de todos los hombres virtuosos; por escapar de
la vergüenza y del deshonor, el que obra mal aborrece la luz y busca las
tinieblas. El pecador, además, es despreciado, por los malos mismos y por los
cómplices de sus crímenes: ¡de tal modo el amor a la virtud y el aborrecimiento
al vicio están hondamente enraizados en el corazón humano!
III. El tercer castigo del pecador
proviene de Dios: Él castiga al pecado en este mundo mediante las enfermedades,
la pobreza, la peste, la guerra. Todo lo que sufres es castigo o del primer
pecado de Adán o de algún pecado que tú has cometido. Pero, ¡cuánto más
espantosos aun son los suplicios de la otra vida! Aquí ni siquiera puedes
concebirlo, no sea que tal vez los experimentes algún día. ¡Verás cuán amargo es haber
abandonado al Señor tu Dios! (Jeremías)
La huida del pecado
Orad por los que están en pecado.
Orad por los que están en pecado.
ORACIÓN
Señor, que la intercesión del
bienaventurado Domingo, abad, nos haga agradables a vuestros ojos, a fin de que
obtengamos por sus oraciones lo que no podemos esperar de nuestros
méritos. Por J. C. N. S. Amén.
- Santoral de Juan Esteban
Grosez, S.J. Tomo IV, (Ed. ICTION, BuenosAires, 1982)