24 de agosto
SAN BARTOLOMÉ,
Apóstol
Somos embajadores en nombre de Cristo
y es Dios mismo quien os exhorta por boca nuestra
(2 Corintios, 5, 20)
y es Dios mismo quien os exhorta por boca nuestra
(2 Corintios, 5, 20)
San Bartolomé, Apóstol, llevó el Evangelio a las regiones más bárbaras de Oriente. Penetró hasta las extremidades de las Indias. Después de haber obrado allí numerosas conversiones y sufrido mucho por la causa de Jesucristo, volvió a la gran Armenia. Convirtió allá al rey Polemón, con doce ciudades de su reino. Los sacerdotes de los ídolos excitaron contra él a Astiages, hermano del rey, que lo hizo desollar vivo, después de lo cual fue decapitado. Refiérese que cien veces al día arrodillábase para orar a Dios.
I. Para ser un verdadero apóstol, es decir,
un embajador de Cristo, hay que serle fiel, tomar a pecho los intereses de Dios a
costa de los propios. Es lo que hace San Bartolomé deja él todo para seguir a Jesucristo, para predicar su Evangelio;
sacrifica
sus placeres, sus intereses; hasta da su vida para ganarle almas y extender su
reino. ¿Qué haces tú
por la gloria de Jesucristo y por la salvación de las almas? Esto es sin embargo lo más agradable a Dios que puedes
hacer.
II. Un embajador debe estar perfectamente instruido acerca de lo que quiere su príncipe, a fin de hacer su voluntad en todo.
San Bartolomé ora a Dios cien veces al día, para saber cuál es la voluntad de
Jesucristo, para implorar sus luces y su auxilio. Trabajes lo que trabajes, si
tus acciones no están conformes con las miras de Dios, pierdes tu tiempo. ¿Cuántas
veces rezas al día y cómo lo haces? Dios mío, ¡que se cumpla en mí vuestra
santa voluntad!
III. Un embajador ha menester de prudencia para llevar a buen término los negocios de su señor;
necesita valor para
resistir a sus enemigos y dar su vida, si es preciso. San Bartolomé poseyó
ambas cualidades. ¿Las tienes tú? Eres tan prudente en las cosas de este
mundo, y un niño en las atinentes a tu salvación. Nada te resulta costoso
cuando están en juego tus intereses, y el menor obstáculo te detiene cuando se
trata de la gloria de Dios. ¡Ah! ¡cuán pocos verdaderos obreros apostólicos
existen hoy! ¿Adónde se fue el espíritu de los apóstoles? ¿Dónde están
la humildad, los trabajos, el celo de la primitiva Iglesia?
(San Bernardo).
La paciencia
Orad por la India.
Orad por la India.
Dios omnipotente y eterno, que nos inspiráis
santa fe en la solemnidad del Apóstol San Bartolomé, os suplicamos que
concedáis a vuestra Iglesia que ame lo que él ha creído y que predique
lo que él ha enseñado. Por J. C. N. S. Amén.