domingo, 25 de marzo de 2018

LUNES TERCERA SEMANA DE CUARESMA


PRIMERA LECTURA

Muchos leprosos había en Israel,
sin embargo, ninguno de ellos fue curado, más que Naamán, el sirio
Lectura del segundo libro de los Reyes 5, 1-15a
En aquellos días, Naamán, general del ejército del rey sirio, era un hombre que gozaba de la estima y del favor de su señor, pues por su medio el Señor había dado la victoria a Siria.
Era un hombre muy valiente, pero estaba enfermo de lepra.
En una incursión, una banda de sirios llevó de Israel a una muchacha, que quedó como criada de la mujer de Naamán, y dijo a su señora:
—«Ojalá mi señor fuera a ver al profeta de Samaria: él lo libraría de su enfermedad.»
Naamán fue a informar a su señor:
—«La muchacha israelita ha dicho esto y esto.»
El rey de Siria le dijo:
—«Ven, que te doy una carta para el rey de Israel.»
Naamán se puso en camino, llevando tres quintales de plata, seis mil monedas de oro y diez trajes. Presentó al rey de Israel la carta, que decía así:
—«Cuando recibas esta carta, verás que te envío a mi ministro Naamán para que lo libres de su enfermedad.»
Cuando el rey de Israel leyó la carta, se rasgó las vestiduras, exclamando:
—«¿Soy yo un dios capaz de dar muerte o vida, para que éste me encargue de librar a un hombre de su enfermedad? Fijaos bien, y veréis cómo está buscando un pretexto contra mí.»
El profeta Eliseo se enteró de que el rey de Israel se había rasgado las vestiduras y le envió este recado:
—«¿Por qué te has rasgado las vestiduras? Que venga a mí y verá que hay un profeta en Israel.»
Naamán llegó con sus caballos y su carroza y se detuvo ante la puerta de Eliseo. Eliseo le mandó uno a decirle:
—«Ve a bañarte siete veces en el Jordán, y tu carne quedará limpia.»
Naamán se enfadó y decidió irse, comentando:
—«Yo me imaginaba que saldría en persona a verme, y que, puesto en pie, invocaría al Señor, su Dios, pasaría la mano sobre la parte enferma y me libraría de mi enfermedad. ¿Es que los ríos de Damasco, el Abana y el Farfar, no valen más que toda el agua de Israel? ¿No puedo bañarme en ellos y quedar limpio?»
Dio media vuelta y se marchaba furioso. Pero sus siervos se le acercaron y le dijeron:
—«Señor, si el profeta te hubiera prescrito algo difícil, lo harías. Cuanto más si lo que te prescribe para quedar limpio es simplemente que te bañes.»
Entonces Naamán bajó al Jordán y se bañó siete veces, como había ordenado el profeta, y su carne quedó limpia como la de un niño. Volvió con su comitiva y se presentó al profeta, diciendo:
—«Ahora reconozco que no hay dios en toda la tierra más que el de Israel.»
Palabra de Dios

Salmo responsorial Sal 41, 2. 3; 42, 3. 4 (R/.: cf. 41, 3)
R/. Mi alma tiene sed del Dios vivo: ¿cuándo veré el rostro de Dios?

Como busca la cierva corrientes de agua, así mi alma te busca a ti, Dios mío. R/.

Tiene sed de Dios, del Dios vivo: ¿cuándo entraré a ver el rostro de Dios? R/.

Envía tu luz y tu verdad: que ellas me guíen y me conduzcan hasta tu monte santo, hasta tu morada. R/.

Que yo me acerque al altar de Dios, al Dios de mi alegría; que te dé gracias al son de la cítara, Dios, Dios mío. R/.

Versículo antes del evangelio Sal 129, 5. 7
Espero en el Señor, espero en su palabra, porque de él viene la misericordia, la redención copiosa.

EVANGELIO
Jesús, igual que Elías y Eliseo, no ha sido enviado únicamente a los judíos
 +Lectura del santo evangelio según san Lucas 4, 24-30
En aquel tiempo, dijo Jesús al pueblo en la sinagoga de Nazaret:
—«Os aseguro que ningún profeta es bien mirado en su tierra. Os garantizo que en Israel había muchas viudas en tiempos de Elías, cuando estuvo cerrado el cielo tres años y seis meses, y hubo una gran hambre en todo el país; sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías, más que a una viuda de Sarepta, en el territorio de Sidón. Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo; sin embargo, ninguno de ellos fue curado, más que Naamán, el sirio.»
Al oír esto, todos en la sinagoga se pusieron furiosos y, levantándose, lo empujaron fuera del pueblo hasta un barranco del monte en donde se alzaba su pueblo, con intención de despeñarlo.
Pero Jesús se abrió paso entre ellos y se alejaba.
Palabra del Señor.

sábado, 17 de marzo de 2018

QUINTO DOMINGO DE CUARESMA

PRIMERA LECTURA
Haré una alianza nueva y no recordaré los pecados
Lectura del Profeta Jeremías 31, 31-34.
Mirad que llegan días -oráculo del Señor- en que haré con la casa de Israel y la casa de Judá una alianza nueva.
No como la que hice con vuestros padres, cuando los tomé de la mano para sacarlos de Egipto: Ellos, aunque yo era su Señor, quebrantaron mi alianza; —oráculo del Señor—.
Sino que así será la alianza que haré con ellos, después de aquellos días —oráculo del Señor—: Meteré mi ley en su pecho, la escribiré en sus corazones; yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo.
Y no tendrá que enseñar uno a su prójimo, el otro a su hermano, diciendo: Reconoce al Señor.
Porque todos me conocerán, desde el pequeño al grande   —oráculo del Señor—, cuando perdone sus crímenes, y no recuerde sus pecados.
Palabra de Dios.

Salmo responsorial Sal 50, 3-4, 12-13. 14-15. 18-19
V/. Oh Dios, crea en mí un corazón puro.
R/. Oh Dios, crea en mí un corazón puro.

V/. Misericordia, Dios mío, por tu bondad; 
por tu inmensa compasión borra mi culpa, 
lava del todo mi delito, limpia mi pecado.
R/. Oh Dios, crea en mí un corazón puro.

V/. Oh Dios, crea en mí un corazón puro, 
renuévame por dentro con espíritu firme;
no me arrojes lejos de tu rostro, 
no me quites tu santo espíritu.
R/. Oh Dios, crea en mí un corazón puro.

V/. Devuélveme la alegría de tu salvación, 
afiánzame con espíritu generoso. 
Enseñaré a los malvados tus caminos, 
los pecadores volverán a ti.
R/. Oh Dios, crea en mí un corazón puro.

V/. Los sacrificios no te satisfacen, 
si te ofreciera un holocausto, no lo querrías. 
Mi sacrificio es un espíritu quebrantado, 
un corazón quebrantado y humillado tú no lo desprecias.
R/. Oh Dios, crea en mí un corazón puro.

SEGUNDA LECTURA
Aprendió a obedecer; y se convirtió en autor de salvación eterna
Lectura de la carta a los Hebreos 5, 7-9.
Cristo, en los días de su vida mortal, a gritos y con lágrimas,
presentó oraciones y súplicas al que podía salvarlo de la muerte, cuando en su angustia fue escuchado.
Él, a pesar de ser Hijo, aprendió, sufriendo, a obedecer.
Y, llevado a la consumación, se ha convertido para todos los que le obedecen en autor de salvación eterna.
Palabra del Señor.
Versículo antes del Evangelio Jn 12, 26
El que quiera servirme, que me siga,
dice el Señor;
y donde esté yo, allí también
estará mi servidor.

EVANGELIO
Si el grano de trigo cae en tierra y muere,  da mucho fruto
 +Lectura del santo Evangelio según San Juan 12, 20-33.
En aquel tiempo entre los que habían venido a celebrar la Fiesta había algunos gentiles; éstos, acercándose a Felipe, el de Betsaida de Galilea, le rogaban:
—Señor, quisiéramos ver a Jesús.
Felipe fue a decírselo a Andrés; y Andrés y Felipe fueron a decírselo a Jesús.
Jesús les contestó:
—Ha llegado la hora de que sea glorificado el Hijo del Hombre.
Os aseguro, que si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo; pero si muere, da mucho fruto. El que se ama a sí mismo, se pierde, y el que se aborrece a sí mismo en este mundo, se guardará para la vida eterna. El que quiera servirme, que me siga y donde esté yo, allí también estará mi servidor; a quien me sirva, el Padre le premiará.
Ahora mi alma está agitada y, ¿qué diré?: Padre, líbrame de esta hora. Pero si por esto he venido, para esta hora. Padre, glorifica tu nombre.
Entonces vino una voz del cielo:
—Lo he glorificado y volveré a glorificarlo.
La gente que estaba allí y lo oyó decía que había sido un trueno; otros decían que le había hablado un ángel.
Jesús tomó la palabra y dijo:
—Esta voz no ha venido por mi, sino por vosotros. Ahora va a ser juzgado el mundo; ahora el Príncipe de este mundo va a ser echado fuera. Y cuando yo sea elevado sobre la tierra, atraeré a todos hacia mí.
Esto lo decía dando a entender la muerte de que iba a morir.
Palabra del Señor.

sábado, 10 de marzo de 2018

CUARTO DOMINGO DE CUARESMA


PRIMERA LECTURA
La ira y la misericordia del Señor serán manifestadas en el exilio y en la liberación del pueblo
Lectura del segundo Libro de las Crónicas 36, 14-16. 19-23.
En aquellos días, todos los jefes de los sacerdotes y el pueblo multiplicaron sus infidelidades, según las costumbres abominables de los gentiles, y mancharon la Casa del Señor, que él se había construido en Jerusalén.
El Señor, Dios de sus padres, les envió desde el principio avisos por medio de  sus mensajeros, porque tenía compasión de su pueblo y de su Morada. Pero ellos se burlaron de los mensajeros de Dios, despreciaron sus palabras y se mofaron de sus profetas, hasta que subió la ira del Señor contra su pueblo a tal punto, que ya no hubo remedio.
Incendiaron la Casa de Dios y derribaron las murallas de Jerusalén; pegaron fuego a todos sus palacios y destruyeron todos sus objetos preciosos. Y a los que escaparon de la espada los llevaron cautivos a Babilonia, donde fueron esclavos del rey y de sus hijos hasta la llegada del reino de los persas; para que se cumpliera lo que dijo Dios por boca del Profeta Jeremías:
«Hasta que el país haya pagado sus sábados, descansará todos los días de la desolación, hasta que se cumplan los setenta años».
En el año primero de Ciro, rey de Persia, en cumplimiento de la Palabra del Señor, por boca de Jeremías, movió el Señor el espíritu de Ciro, rey de Persia, que mandó publicar de palabra y por escrito en todo su reino:
«Así habla Ciro, rey de Persia:
El Señor, el Dios de los cielos, me ha dado todos los reinos de la tierra.
El me ha encargado que le edifique una Casa en Jerusalén, en Judá.
Quien de entre vosotros pertenezca a su pueblo,
¡sea su Dios con él y suba!»
Palabra de Dios.

Salmo responsorial Sal 136, 1-2. 3. 4. 5. 6
V/. Que se me pegue la lengua al paladar si no me acuerdo de ti.
R/. Que se me pegue la lengua al paladar si no me acuerdo de ti.

V/. Junto a los canales de Babilonia nos sentamos a llorar con nostalgia de Sión; en los sauces de sus orillas colgábamos nuestras cítaras.
R/. Que se me pegue la lengua al paladar si no me acuerdo de ti.

V/. Allí los que nos deportaron nos invitaban a cantar, nuestros opresores, a divertirlos: «Cantadnos un cantar de Sión.»
R/. Que se me pegue la lengua al paladar si no me acuerdo de ti.

V/. ¡Cómo cantar un cántico del Señor en tierra extranjera ! Si me olvido de ti, Jerusalén, que se me paralice la mano derecha.
R/. Que se me pegue la lengua al paladar si no me acuerdo de ti.

V/. Que se me pegue la lengua al paladar si no me acuerdo de ti, si no pongo a Jerusalén en la cumbre de mis alegrías.
R/. Que se me pegue la lengua al paladar si no me acuerdo de ti.


SEGUNDA LECTURA
Muertos por los pecados, estáis salvados por pura gracia
Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Efesios 2, 4-10
Hermanos:
Dios, rico en misericordia, por el gran amor con que nos amó: estando nosotros muertos por los pecados, nos ha hecho vivir con Cristo -por pura gracia estáis salvados- nos ha resucitado con Cristo Jesús y nos ha sentado en el cielo con él.
Así muestra en todos los tiempos la inmensa riqueza de su gracia, su bondad para con nosotros en Cristo Jesús.
Porque estáis salvados por su gracia y mediante la fe. Y no se debe a vosotros, sino que es un don de Dios; y tampoco se debe a las obras, para que nadie pueda presumir.
Somos, pues, obra suya. Dios nos ha creado en Cristo Jesús, para que nos dediquemos a las buenas obras, que él determinó practicásemos.
Palabra de Dios.

Versículo antes del Evangelio Jn 3, 16
Tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Hijo único.
Todos los que creen en él tienen vida eterna.

EVANGELIO
Dios envió a su Hijo para que el mundo se salve por él
 +Lectura del santo Evangelio según San Juan 3, 14-21.
En aquel tiempo dijo Jesús a Nicodemo:
—Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto así tiene que ser elevado el Hijo del Hombre, para que todo el que cree en él tenga vida eterna.
Tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Hijo único, para que no perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna.
Porque Dios no mandó su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salve por él.
El que cree en él, no será condenado; el que no cree, ya está condenado, porque no ha creído en el nombre del Hijo único de Dios.
Esta es la causa de la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres prefirieron la tiniebla a la luz, porque sus obras eran malas.
Pues todo el que obra perversamente detesta la luz, y no se acerca a la luz, para no verse acusado por sus obras.
En cambio, el que realiza la verdad se acerca a la luz, para que se vea que sus obras están hechas según Dios.
Palabra del Señor.

sábado, 3 de marzo de 2018

TERCER DOMINGO DE CUARESMA

PRIMERA LECTURA
La ley se dió por medio de Moisés (Jn 1, 17)
Lectura del Libro del Exodo 20, 1-17.
El Señor pronunció las siguientes palabras:
Yo soy el Señor, tu Dios, que te saqué de Egipto, de la esclavitud.
No tendrás otros dioses frente a mí.
No te harás ídolos —figura alguna de lo que hay arriba en el cielo, abajo en la tierra, — o en el agua debajo de la tierra.
No te postrarás ante ellos, ni les darás culto; porque yo, el Señor, tu Dios, soy un dios celoso: castigo el pecado de los padres en los hijos, nietos y biznietos, cuando me aborrecen.
Pero actúo con piedad por mil generaciones cuando se aman y guardan mis preceptos.
No pronunciarás el nombre del Señor, tu Dios, en falso. Porque no dejará el Señor impune a quien pronuncie su nombre en falso.
Fíjate en el sábado para santificarlo.
Durante seis días trabaja y haz tus tareas, pero el día séptimo es un día de descanso, dedicado al Señor, tu Dios: no harás trabajo alguno, ni tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu esclavo, ni tu esclava, ni tu ganado, ni el forastero que vive en tus ciudades.
Porque en seis días hizo el Señor el cielo, la tierra, el mar y lo que hay en ellos. Y el séptimo día descansó; por eso bendijo el Señor el sábado y lo santificó.
Honra a tu padre y a tu madre: así se prolongarán tus días en la tierra, que el Señor, tu Dios, te va a dar.
No matarás.
No cometerás adulterio.
No robarás.
No darás testimonio falso contra tu prójimo.
No codiciarás los bienes de tu prójimo:
no codiciarás la mujer de tu prójimo,
ni su esclavo, ni su esclava, ni un buey, ni un asno,
ni nada que sea de él.
Palabra de Dios.

Salmo responsorial Sal 18, 8. 9. 10. 11
V/. Señor, tú tienes palabras de vida eterna.
R/. Señor, tú tienes palabras de vida eterna.
V/. La ley del Señor es perfecta y es descanso del alma; el precepto del Señor es fiel e instruye al ignorante.
R/. Señor, tú tienes palabras de vida eterna.
V/. Los mandatos del Señor son rectos y alegran el corazón; la norma del Señor es límpida y da luz a los ojos.
R/. Señor, tú tienes palabras de vida eterna.
V/. La voluntad del Señor es pura y eternamente estable; los mandamientos del Señor son verdaderos y enteramente justos.
R/. Señor, tú tienes palabras de vida eterna.
V/. Más preciosos que el oro, más que el oro fino;
más dulces que la miel de un panal que destila.
R/. Señor, tú tienes palabras de vida eterna.

SEGUNDA LECTURA
Predicamos a Cristo crucificado: escándalo para los judíos, necedad para los griegos; pero para los llamados a Cristo —judíos o griegos—: fuerza de Dios y sabiduría de Dios.
Lectura de la primera carta del Apóstol San Pablo a los Corintios 1, 22-25.
Hermanos:
Los judíos exigen signos, los griegos buscan sabiduría.
Pero nosotros predicamos a Cristo crucificado: escándalo para los judíos, necedad para los griegos; pero para los llamados a Cristo —judíos o griegos—: fuerza de Dios y sabiduría de Dios.
Pues lo necio de Dios es más sabio que los hombres; y lo débil de Dios es más fuerte que los hombres.
Palabra del Señor.

Versículo antes del Evangelio Jn 3, 16
Tanto amó Dios al mundo,
que entregó a su Hijo único.
Todo el que cree en él,
tiene vida eterna.

EVANGELIO
Destruid este templo, y en tres días lo levantaré
 +Lectura del santo Evangelio según San Juan 2, 13-25.
En aquel tiempo se acercaba la Pascua de los judíos y Jesús subió a Jerusalén. Y encontró en el templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas sentados; y, haciendo un azote de cordeles, los echó a todos del templo, ovejas y bueyes; y a los cambistas les esparció las monedas y les volcó las mesas; y a los que vendían palomas les dijo:
—Quitad esto de aquí: no convirtáis en un mercado la casa de mi Padre.
Sus discípulos se acordaron de lo que está escrito: «el celo de tu casa me devora».
Entonces intervinieron los judíos y le preguntaron:
—¿Qué signos nos muestras para obrar así?
Jesús contestó:
—Destruid este templo, y en tres días lo levantaré. 
Los judíos replicaron:
—Cuarenta y seis años ha costado construir este templo, ¿y tú lo vas a levantar en tres días?
Pero él hablaba del templo de su cuerpo. Y cuando resucitó de entre los muertos, los discípulos se acordaron de que lo había dicho, y dieron fe a la Escritura y a la Palabra que había dicho Jesús.
Mientras estaba en Jerusalén por las fiestas de Pascua, muchos creyeron en su nombre, viendo los signos que hacía; pero Jesús no se confiaba con ellos, porque los conocía a todos y no necesitaba el testimonio de nadie sobre un hombre, porque él sabía lo que hay dentro de cada hombre.
Palabra del Señor.