Todo lo tengo por pérdida en cotejo del
sublime conocimiento de mi Señor Jesucristo,
por quien he sacrificado todo.
(Filipenses, 3, 8).
sublime conocimiento de mi Señor Jesucristo,
por quien he sacrificado todo.
(Filipenses, 3, 8).
Abdón y Senén, nobles persas, fueron
acusados ante el emperador Decio de haber socorrido a los mártires, y de haber
enterrado sus santos restos. Se los apremió a que renegaran de Cristo, se les
recordó la nobleza de su cuna, pero respondieron que su mayor título de nobleza
era ser servidores de Dios. Fueron desgarrados a latigazos, les echaron encima
a dos leones y cuatro osos, pero estas bestias feroces se echaron a sus pies.
Finalmente, el emperador los hizo decapitar, en Roma, hacia el año 250.
I. Muy pocas cosas pide Dios a sus
servidores, y esas cosas son honrosas, útiles y agradables. Es honroso servir a
Dios, aun en el mundo, porque los servidores de Dios son respetados desde que
son conocidos. Es útil servirle: Dios no tiene necesidad de nosotros, nosotros
no podemos pasarnos sin Él. Este servicio es agradable, porque la práctica de
la virtud es conforme con la razón, y Dios colma de consuelos celestiales a
quienes le sirven. Experimenta la verdad de lo que te digo: sirve a Dios
fielmente, y pronto confesarás que el placer de servir a un Señor tan bondadoso
excede al trabajo de guardar sus mandamientos.
II. Los adoradores del mundo, por el contrario,
sufren intolerable servidumbre. ¿Acaso no es una vergüenza ser esclavo del
demonio y de las propias pasiones? Los hombres voluptuosos desprecian, en el
fondo de su corazón, a sus compañeros de libertinaje. La felicidad no puede
reinar en un corazón desgarrado por los remordimientos de la conciencia y
agitado por las tempestades de las pasiones. Un poco de oro, una falsa estima,
que habrá de abandonarse muy pronto, he ahí las vanas recompensas con que
premia el mundo a sus secuaces; y, con todo, hay que sufrir más para contentar al
mundo que para contentar a Dios. (San Agustín).
III. ¿De dónde proviene que el mundo
tenga más seguidores y Jesucristo tan pocos servidores? De que se dejan las
enseñanzas de Jesucristo para no pensar sino en las máximas del mundo.
¡Quiérese gozar de los bienes presentes y se desprecian los de la vida futura!
Se sigue la costumbre y el empuje de las pasiones, y no la doctrina infalible
de Jesucristo. Llamóse Jesucristo Verdad y no costumbre. (Tertuliano).
El amor de Dios
Orad por Persia
Orad por Persia
ORACIÓN
Oh Dios, que para elevar a la cumbre
de la gloria a los bienaventurados Abdón y Senén, enriquecisteis su corazón con
la abundancia de vuestra gracia, conceded a vuestros servidores el perdón de
sus pecados, y que la intercesión de vuestros santos mártires nos libre de toda
adversidad. Por J. C. N. S. Amén.
