31 de diciembre
SAN SILVESTRE,
Papa
SAN SILVESTRE,
Papa
He combatido con valor, he concluido la
carrera,
he guardado la fe. Nada me resta sino aguardar
la corona de justicia que me está reservada.
(2 Timoteo, 4, 7-8).
he guardado la fe. Nada me resta sino aguardar
la corona de justicia que me está reservada.
(2 Timoteo, 4, 7-8).
San Silvestre I se había distinguido por
su celo y su caridad durante la primera persecución. Subió a la cátedra de San
Pedro en el año 314, menos de un año después del edicto de Milán, que concedía
la paz a la Iglesia. Recibió de Constantino el palacio de Letrán y en él
estableció su morada, así como la basílica principal de Roma. El mismo año envió
delegados al Concilio de Arlés, donde fueron condenados los donatistas, y
después, en el año 325, al Concilio general de Nicea, que anatematizó a Arrio.
Murió San Silvestre en el año 335.
I. ¿Podría decir con verdad como San
Pablo: He combatido con valor, he concluido la carrera, he guardado la fe? Hete
aquí al término del año; repasa en tu espíritu todo el bien y todo el mal que
has hecho durante este año, y mira si tus buenas acciones son más numerosas que
las malas. ¿Cuántos días transcurrieron sin que hicieras nada para Dios? Sin
embargo, este año te fue dado únicamente para servirlo, para hacer
penitencia de tus pecados y merecer el cielo mediante la práctica de las buenas
obras.
II. ¿Dónde están ahora los placeres y los
honores de que gozaste durante este año? ¡Todo ha pasado, y no te queda sino el
triste recuerdo de haber ofendido a Dios por bienes pasajeros y falaces! ¿No es
verdad que, al contrario, experimentas una gran alegría por el bien que hiciste
tratando de agradar a Dios? Ya no experimentas el esfuerzo que tus buenas obras
te costaron, y tienes la esperanza de ser recompensado por ellas. Tu vida
pasará como este año, tus placeres pasarán tanto como tus trabajos, y el único
consuelo que te quedará será haber servido al Señor. ¿Quién me devolverá este día, este
año que perdí en la vanidad? (San Euquerio).
III. Acaso pasaste parte de este año en
pecado mortal. Si durante esa época hubieras muerto, ¿dónde estarías ahora?
Dios te ha dado tiempo para hacer penitencia; aprovéchalo mejor en lo porvenir
¡acaso no tengas más que este año de vida! Prepárate, pues, a morir, haz una
buena confesión, y si quieres pasar santamente todos los días del año que va a
comenzar piensa todos los días en la muerte y en la eternidad. Dios te ha ocultado tu último día,
para que te prepares a él todos los días de tu vida. (San Agustín).
El pensamiento de la muerte.
Orad por vuestros bienhechores.
ORACIÓN
Pastor eterno, considerad con
benevolencia a vuestro rebaño, y guardadlo con protección constante por vuestro
bienaventurado Sumo Pontífice Silvestre, a quien constituisteis pastor de toda
la Iglesia. Por J. C. N. S. Amén.
- Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J.