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 22 de Febrero 
Santa Margarita de 
Cortona(año 1297) 
La mujer escandalosa que llegó a ser de muy buen ejemplo. 
Margarita nació en Italia en 1247. Hija de una familia de 
agricultores, los primeros años los pasa alegremente junto a su madre que es muy 
piadosa y que le enseña a ofrecer por la salvación y por la conversión de los 
pecadores todo lo que hace y lo que reza. 
Pero a los 7 años queda huérfana de madre, y entonces su 
padre se casa con una mujer dominante y agresiva que se dedica a hacerle la vida 
imposible a la joven Margarita, la cual empieza a volverse triste y desconfiada 
y a buscar fuera del hogar las alegrías que en su casa no logra 
hallar. 
A los 17 años ya es una joven muy hermosa pero no puede 
encontrar cariño en su hogar. Es entonces cuando se deja engañar por un 
terrateniente, un rico agricultor que prometiéndole que se casará con ella, 
logra obtener que se fuera de su casa y se vaya con él. Ella al principio opone 
resistencia porque sabe que lo que le ofrece es la deshonra y una vida de 
pecado, pero los regalos espléndidos y las promesas mentirosas de aquel 
engañador la logran convencer, y una noche sale huyendo y se va con 
él. 
Viajan aquella noche por un río en una balsa. Chocan y la 
balsa se hunde. Ella corre gravísimo peligro de ahogarse, pero su prometido 
logra salvarla nadando ágilmente. La joven considera esto como una llamada de 
Dios, pero en aquella hora pueden más las promesas del pecado que los avisos de 
Dios, y sigue con aquel hombre. 
Son ocho años de pecado, de lujos, de fiestas y placeres, 
pero su alma no es feliz. Desea fuertemente volver a los tiempos antiguos cuando 
aunque no tenía lujos ni fiestas, ni honores, sin embargo tenía el alma limpia 
de pecado y tranquila su conciencia. Tiene un hijo (que más tarde será 
franciscano) pero en su alma se libra cada día una violenta batalla entre su 
deseo de vivir en gracia y amistad con Dios y los deseos pasionales de su 
naturaleza humana. La gente la ve atravesar plazas y calles, elegantísima, en 
lujosas cabalgaduras, pero no imaginan que su alma agoniza de 
angustia. 
Para calmar un poco los remordimientos de su conciencia se dedica a 
repartir limosnas entre los pobres. A una viejita agradecida que le dice: 
"Gracias señora, Ud. si es buena persona". Le responde: ¡Por favor: no diga eso, 
que yo sólo soy una miserable pecadora! 
A ratos se retira a las soledades del bosque a llorar. Y 
allí exclama: "Oh Dios: que bueno es poder hablarte, aunque el alma se siente 
tan débil y pecadora. Te repito las palabras del hijo pródigo: He pecado contra 
el cielo y contra Ti". 
Le ruega a su compañero que contraigan matrimonio porque su 
alma no puede vivir tranquila en esa vida de ilegitimidad, pero él le responde 
que prefiere vivir en unión libre todavía por muchos años. Entonces ella ruega a 
Dios que le proporcione alguna solución. Y no se cansa de pedirle, con lágrimas, 
penitencias y mucha fe. 
Una mañana su compañero se va al campo a visitar sus fincas. 
Por el camino unos sicarios guerilleros lo atacan, y lo matan a puñaladas, y 
esconden su cadáver entre unas matas, el hombre no vuelve esa tarde a casa, pero 
su fiel perro llega al día siguiente dando aullidos muy lastimeros y tira 
insistentemente de la falda de Margarita como diciéndole: "Por favor, sígame". 
Ella lo sigue llena de afán y de temor de que algo grave le haya sucedido a su 
compañero. En el bosque, junto a un gran árbol hay un montón de ramas y hasta 
allí la lleva el perro fiel. Margarita mueve ramas y encuentra el cadáver de su 
amante, destrozado con horrorosas heridas y empezando a 
descomponerse. 
Margarita siente en aquel momento como un relámpago la 
llamada del cielo a volver a vivir en gracia y en amistad con Dios. Estalla en 
llanto por la tristeza de ver muerto a aquel hombre y por los terribles 
remordimientos que atormentan su propia conciencia. Pero recuerda que el Padre 
Celestial tiene siempre abiertos sus brazos bondadosos para recibir a todos los 
hijos pródigos que quieren volver a su divina amistad, y que Jesucristo nunca 
rechaza a las Magdalenas que quieran arrepentirse y cambiar de comportamiento, y 
con todas las energías de su alma se propone darle un vuelco total a su vida. 
Bien sabe que mientras vivamos en esta tierra nunca es tarde para convertirse y 
lograr salvarse. 
Margarita no es mujer de medias tintas. Cuando se decide por 
algo lo hace con todas sus fuerzas. Así que lo primero que hace al volver del 
funeral de su amante es devolverles a los familiares de él todas las fincas que 
el hombre tenía. Vende luego las joyas y los lujos, y el dinero obtenido lo 
reparte a los pobres y ella se dispone a seguir viviendo en total 
pobreza. 
Se va con su hijito a casa de su padre, pero la madrastra no 
permite que sea recibida allí, pues la considera una mujer escandalosa, y no 
cree en su arrepentimiento. Entonces sentada bajo un árbol se pone a llorar y a 
pensar. Los enemigos de la salvación le dicen: "Eres hermosa, tienes apenas 25 
años, lánzate a la vida, que amadores no te van a faltar". Pero mientras reza 
siente que el Espíritu Santo le inspira esta idea: ¿Por qué no ir a la ciudad de 
Cortona donde están los Padres Franciscanos que son tan amigos de los pobres, y 
pedirles que me ayuden? Y hacia esa ciudad dirige sus pasos. 
Al llegar a Cortona, en la entrada de la ciudad se encuentra con dos 
buenas señoras que se conmueven al verla en tan impresionante estado de pobreza 
y se ofrecen a ayudarla. La llevan a su casa; se encargan de la educación del 
niño y ellas mismas van donde los Padres Franciscanos a recomendarla. 
Una gran bendición para Margarita fue encontrar entre los 
Padres Franciscanos dos santos y sabios sacerdotes que le supieron dar una 
excelente dirección espiritual. Por tres años largos tiene todavía que luchar 
esta joven contra las terribles tentaciones de su carne, pero estos prudentes 
directores la ayudan muchísimo animándola cuando está decaída y deprimida y 
guiándola con prudencia cuando ella se quiere dejar llevar por desmedidos 
entusiasmos. Deseaba hacer excesivas penitencias, porque decía que co nlas 
pasiones de su cuerpo nunca podía hacer las paces y que tenía que dominar a la 
fuerza ese cuerpo que tanto le había hecho ofender a Dios. Pero los Padres 
Franciscanos la moderaban y le insistían en que para la sociedad puede ser más 
útil un burro vivo que un cadáver. 
Margarita fue al pueblo y a los campos donde había dado 
malos ejemplos viviendo en concubinato, y fue a vestida de penitencia y pidiendo 
perdón a los vecinos por todos los escándalos que les había dado con su vida 
pecaminosa de otros tiempos. 
Luego por inspiración de Dios dejó de pensar tanto en sus 
antiguos pecados, y se dedicó más bien a pensar en el amor que Dios nos ha 
tenido, y esto la hizo crecer mucho en santidad. Entonces empezó a tener éxtasis 
(se llaman éxtasis a ciertos estados de contemplación y de meditación profunda 
cuyo resultado es la suspensión temporal de la actividad normal de los sentidos 
y cierta unión mística con Dios, acompañada de visiones 
sobrenaturales). 
Sus directores, los dos Padres Franciscanos, fueron 
escribiendo todos los datos que lograron saber y redactaron la vida de la santa 
y muchas de sus visiones. 
Fue admitida como Terciaria Franciscana, o sea como 
religiosa seglar, que viviendo en el mundo, se dedica a llevar una vida de mucha 
oración y de intenso apostolado. 
Con la ayuda de otras jóvenes terciarais franciscanas, y 
pidiendo limosnas y ayudas de todas partes, Margarita funda un hospital en 
Cortona y allí se dedica con sus compañeras a atender gratuitamente a muchos 
enfermos. 
Nuestro Señor empieza a hablarle en visiones, y así esta 
santa llega a ser una de las precursoras de la devoción al Sagrado Corazón. 
Recordemos algunos de los mensajes que Jesús le dio: 
"Quiero que tu conversión sea un ejemplo para muchos 
pecadores, para que se sientan animados también a dejar la vida de pecado que 
han llevado, y a emprender desde ahora en adelante una vida llena de buenas 
obras. Deseo que todos los pecadores de todos los siglos recuerden que estoy 
dispuesto a recibirlos con los brazos abiertos como el padre recibió al hijo 
pródigo". 
Cuando le asaltan las angustias al pensar si Jesucristo le 
habrá perdonado todas sus maldades, oye la voz de Nuestro Señor que le dice: 
"Porque he muerto en la cruz por salvarte, por eso te perdono todas tus culpas, 
sin dejar ninguna que no quede perdonada". 
Otro día le dice Nuestro Señor: "Glorifícame, y Yo te 
glorificaré. Ámame, ámame y Yo te amaré. Dedícate a buscar lo que más te 
convenga para tu salvación". 
En sus últimos años Margarita recibió de Dios el don de 
obrar milagros. Y se dedica a continuas penitencias. Ayuna; duerme sobre el duro 
suelo; pasa horas y horas rezando. Atiende con exquisito cuidado a toda clase de 
enfermos, especialmente a los más repugnantes. Ayuda a las mujeres pobres que 
van a tener hijos y que no tienen quién las atienda. Y sobre todo soporta con 
gran paciencia la increíble cantidad de cuentos y calumnias que las gentes malas 
le inventan contra su buena fama. Hasta los Padres Franciscanos dejan de 
atenderla porque las malas lenguas dicen que es una mujer indigna. Se retira a 
pasar sus últimos días en un rancho miserable y abandonado, para hacer 
penitencia de sus pecados. 
Muere el 22 de febrero de 1297, a los 50 años. La mitad de 
la vida la pasó en pecado y la otra mitad haciendo penitencia y obras buenas. Lo 
último que dijo al morir fue: "Dios mío: yo te amo". El Papa Benedicto Trece, al 
declararla santa, dijo que Margarita es la mujer que más parecido tiene con 
María Magdalena. 
Santa Margarita, la convertida: pídele a Dios, que 
nosotros también logremos convertirnos. 
Nuestro sacrificio más agradable para Dios será el 
arrepentirnos y convertirnos de nuestros pecados. 
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Fuente: EWTN


