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| SAN FELIPE | 
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| SANTIAGO EL MENOR | 
A vosotros os he llamado amigos; porque os he hecho saber cuanto oí de mi Padre. (Juan, 15, 15). 
   Tanto San Felipe cuanto Santiago
  tuvieron el honor de ser apóstoles de Jesucristo, de predicar su Evangelio y
  de morir por la fe. Felipe fue quien llevó a Natanael a Jesucristo. Después
  de la Ascensión trasladóse a Escitia, donde fue crucificado después de haber
  convertido a gran número de bárbaros. 
   Santiago, primo del Señor, fue tan
  venerado entre los judíos, que se tenían éstos por dichosos con sólo tocar el
  borde de su manto. Fue precipitado desde lo alto del templo de Jerusalén
  porque predicaba a Jesucristo. 
   I. Estos santos tuvieron el honor de
  ser llamados al apostolado, de predicar el Evangelio y derramar su sangre
  por Jesucristo. Obedecieron al llamado de Dios, correspondieron a sus gracias
  e imitaron los padecimientos de su Maestro. Dios te llama a ti desde hace
  tiempo, oyes su voz y, sin embargo, no le obedeces. Muchas ocasiones te proporciona
  de trabajar y de sufrir por Él, ¿cómo las aprovechas? Si los bienaventurados
  pudiesen en el cielo tener algún pesar, provendría de haber perdido muchas
  ocasiones de acrecentar su corona sufriendo por Jesucristo. 
   II. Apenas convertido San Felipe, ya
  quiso hacer participar a Natanael de su dicha llevándole a Jesús. ¿Puedes de
  algún modo trabajar tú en la salvación del prójimo? Hazlo. Comparte con tus
  amigos, tus parientes y domésticos, los buenos sentimientos que Dios te
  inspira. ¿No es acaso lo contrario de lo que haces? ¿No escandalizas a tu
  prójimo con tus palabras y tu mala vida? 
   III. Santiago era tenido por santo aun
  por aquellos mismos que lo mataron; sus oraciones, su austeridad, su
  modestia, y tantas otras virtudes le valieron el sobrenombre de Justo. ¿De
  qué estima gozas tú ante los hombres? ¿Qué se dice de ti? Pregúntalo a tus
  amigos; oye aun lo que te reprochan tus enemigos, para corregirte. Mas, antes
  que nada, considera cuál es tu situación al respecto frente a Dios. Si los hombres no te condenan, tal
  vez lo hace tu conciencia, porque nadie puede huir de sí mismo. (San Bernardo). 
El deseo de la santidad 
Orad por la propagación de la fe. 
ORACIÓN 
   Oh Dios, que todos los años nos
  proporcionáis un nuevo motivo de gozo en la festividad de San Felipe y
  Santiago, vuestros Apóstoles, haced, os lo suplicamos, que al mismo tiempo
  que nos regocijamos con sus méritos aprovechemos sus ejemplos. Por J. C. N.
  S. Amén. 
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- * Santoral de Juan Esteban
     Grosez, S.J. Tomo II, (Ed. ICTION, Buenos Aires, 1982)
 - (1) Patronos principales del
     Uruguay y Titulares de la Iglesia Catedral de Montevideo.
 

