ACTO DE CONTRICIÓN 
   ¡Dulcísimo Corazón de Jesús, que en
  este Divino Sacramento estáis vivo e inflamado de amor por nosotros! Aquí nos
  tenéis en vuestra presencia, pidiéndoos perdón de nuestras culpas e
  implorando vuestra misericordia. Nos pesa, oh buen Jesús, de haberos ofendido,
  por ser Vos tan bueno que no merecéis tal ingratitud. Concedednos luz y
  gracia para meditar vuestras virtudes y formar según ellas nuestro pobre
  corazón. Amén. 
  
  
  Aquí, la meditación correspondiente al día:  
  
  
    Y después la siguiente: 
  
ORACIÓN Y ACTO DE CONSAGRACIÓN 
   Rendido a vuestros pies, oh Jesús
  mío, considerando las inefables muestras de amor que me habéis dado y las
  sublimes lecciones que me enseña de continuo vuestro adorabilísimo Corazón,
  os pido humildemente la gracia de conoceros, amaros y serviros como fiel
  discípulo vuestro, para hacerme digno de las mercedes y bendiciones que
  generoso concedéis a los que de veras os conocen, aman y sirven. 
   ¡Mirad que soy muy pobre, dulcísimo
  Jesús, y necesito de Vos, como el mendigo de la limosna que el rico le ha de
  dar! ¡Mirad que soy muy rudo, oh soberano Maestro, y necesito de vuestras
  divinas enseñanzas, para luz y guía de mi ignorancia! ¡Mirad que soy muy
  débil, oh poderosísimo amparo de los flacos y caigo a cada paso, y necesito
  apoyarme en Vos para no desfallecer! Sedlo todo para mí, Sagrado Corazón:
  socorro de mi miseria, lumbre de mis ojos, báculo de mis pasos, remedio de
  mis males, auxilio en toda necesidad. De Vos lo espera todo mi pobre corazón.
  Vos lo alentásteis y convidásteis cuando con tan tiernos acentos, dijisteis
  repetidas veces en vuestro Evangelio: Venid a Mí..., Aprended de Mí...,
  Pedid, llamad,... A las
  puertas de vuestro Corazón vengo pues hoy, y llamo, y pido, y espero. Del mío
  os hago, oh Señor, firme, formal y decidida entrega. Tomadlo Vos, y dadme en
  cambio lo que sabéis me ha de hacer bueno en la tierra y dichoso en la
  eternidad. Amén. 
  
   Aquí se rezará tres veces el Padre
  Nuestro, Ave Maria y Gloria, en recuerdo de las tres insignias, cruz, corona
  y herida de la lanza, con que se apareció el Sagrado Corazón a Santa Margarita
  María Alacoque. 
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