13 de Junio
SAN ANTONIO DE PADUA,
Confesor

 
 
  
  Serás justificado por tus palabras 
  y por tus palabras condenado. 
  (Mateo,
  12,37). 
  
   San Antonio de Padua se hizo religioso
  de San Francisco con el propósito de ir a morir mártir predicando la fe a los
  moros. La enfermedad le impidió mantener este designio. Predicó a la gente y
  convirtió a muchos; predicó a los peces y le escucharon. Ordenó al mulo de un
  hereje que adorase la Santa Hostia;  obedecióle el animal, confundióse y
  convirtióse su dueño. Resucitó a un muerto para justificar a su propio padre.
  Tenía gran devoción a la Santísima Virgen y la invocaba en todas sus
  tentaciones. Nuestro Señor lo asistió en la hora de su muerte, que acaeció en
  el año 1231, en el trigésimo sexto año de su edad.
 
  
MEDITACIÓN: CÓMO HAY 
  QUE GOBERNAR LA LENGUA  
  
   I. Treinta y dos años después de la
  muerte de San Antonio de Padua, se encontró su lengua tan fresca como lo
  estaba en el momento de su muerte. Dios quiso recompensar mediante este
  milagro el buen uso que de ella había hecho hablando siempre de Dios, sea en
  sus predicaciones, sea en sus conversaciones familiares. Y tú, ¿hablas sólo
  de Dios o a Dios? ¿Tu corazón está de acuerdo con tus palabras cuando hablas
  de Dios, y cuando le dices que lo amas y que detestas tus pecados? 
  
   II. No siempre se puede hablar de Dios,
  pero se puede referir a Dios todo lo que se dice. Consolar a los afligidos,
  reprender a los pecadores, hablar de los quehaceres temporales de que Dios
  quiere que te ocupes, no es hablar de Dios; pero si haces esto por amor de
  Dios, por esto serás recompensado. No pronuncies, pues, ni una sola palabra
  que no tienda a la gloria de Dios. Para ello, imita a los primeros
  cristianos. Ellos hablan como hombres que saben que los escucha
  Dios.(Tertuliano). 
  
  III. Es menester que te calles por amor
  de Dios, cuando eres calumniado, cuando se te dice alguna palabra hiriente a
  la cual podrías responder con otra aguda, y cuando se presenta la ocasión de
  alabarte de vituperar a los otros; nunca debe decirse una palabra inútil, ni
  hablar de las faltas del prójimo. ¿Nada dices tú que pueda fastidiarlo o
  escandalizarlo? Saber callarse es más difícil que hablar (San Ambrosio). 
  
El silencio 
  Orad por la conversión de los pecadores. 
  
ORACIÓN 
   Que la piadosa solemnidad de vuestro
  confesor San Antonio difunda santa alegría en vuestra Iglesia, Señor, a fin
  de que ella reciba sin cesar el auxilio de vuestras gracias, y merezca gustar
  un día de los gozos eternos. Por J. C. N. S. Amén 
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