domingo, 30 de noviembre de 2025

SAN ANDRÉS, Apóstol



30 de noviembre
SAN ANDRÉS,
Apóstol

Líbreme Dios de gloriarme, sino en la cruz
de Nuestro Señor Jesucristo.
(Gálatas, 6,14).

   San Andrés, pescador de Betsaida en Galilea, hermano de Simón Pedro y, primero, discípulo de San Bautista, fue, después de la Ascensión, a predicar el Evangelio en Tracia, en Escitia y, después, en Grecia. Fue apresado bajo Nerón, azotado varias veces y por fin, condenado a morir crucificado. Regaló sus vestiduras al verdugo y, en cuanto vio la cruz, la abrazó exclamando: "¡Oh buena cruz, cuánto tiempo hace que te deseo!" Desde lo alto de ella predicó durante dos días el Evangelio a la multitud que presenciaba su suplicio.

MEDITACIÓN
SOBRE LA CRUZ
DE SAN ANDRÉS

   I. San Andrés había deseado durante mucho tiempo la cruz, y había preparado su espíritu para recibirla. Imita esta santa previsión y prepárate para padecer valerosamente las más duras pruebas. Pide a Dios que te castigue según su beneplácito. Si te escucha, la cruz te será dulce; si no te escucha, no por eso quedarán sin recompensa tus buenos deseos. Di con San Andrés: Oh buena Cruz, oh Cruz por tanto tiempo deseada, sepárame de los hombres para devolverme a mi Maestro, a fin de que Aquél que me ha redimido por la cruz, me reciba por la cruz.

   II. San Andrés se alegró a la vista de su cruz porque debía morir como su divino Maestro. Cuando veas tú que se te aproximan la cruz y los sufrimientos, que este pensamiento te fortifique. Jesús ha padecido todos estos tormentos y mucho más crueles aun, para endulzarme su amargura. En lugar de imitar a este santo Apóstol, ¿no tiemblas tú, acaso, a la vista de las cruces y de las aflicciones?

  III. Considera que no es San Andrés quien lleva la cruz, sino la cruz la que lleva a San Andrés. Si llevas tú la cruz como él, ella te llevará, no te incomodará, te ayudará a evitar los peligros del mundo. Si no llevas tu cruz con alegría y buena voluntad, será preciso que la arrastres gimiendo. Nadie está exento de cruz en este mundo; siente menos su pesadez quien la lleva alegremente por amor a Dios. La cruz es un navío; nadie puede atravesar el mar del mundo si no es llevado por la cruz de Jesucristo. (San Agustín).

El amor a la Cruz 
Orad por la conversión de Inglaterra.

ORACIÓN
   Oíd nuestras humildes plegarias y concedednos, Señor, que el Apóstol San Andrés, que instruyó y gobernó a vuestra Iglesia, interceda continuamente por nosotros ante el trono de vuestra divina Majestad. Por J. C. N. S. Amén.

sábado, 29 de noviembre de 2025

DOMINGO I DE ADVIENTO

TIEMPO DE ADVIENTO

PRIMERA LECTURA
El Señor reúne a todas las naciones en la paz eterna del Reino de Dios
Lectura del libro de Isaías 2, 1-5
Visión de Isaías, hijo de Amós, acerca de Judá y de Jerusalén:
Al final de los días estará firme el monte de la casa del Señor
en la cima de los montes, encumbrado sobre las montañas.
Hacia él confluirán los gentiles, caminarán pueblos numerosos.
Dirán: «Venid, subamos al monte del Señor, a la casa del Dios de Jacob: Él nos instruirá en sus caminos y marcharemos por sus sendas; porque de Sión saldrá la ley, de Jerusalén la palabra del Señor.
Será el árbitro de las naciones, el juez de pueblos numerosos.
De las espadas forjarán arados, de las lanzas, podaderas.
No alzará la espada pueblo contra pueblo, no se adiestrarán para la guerra.
Casa de Jacob, ven; caminemos a la luz del Señor.
Palabra de Dios.

Salmo responsorial Sal 121, 1-2. 4-5. 6-7. 8-9 (R.: Cf.1)
R. Vamos alegres a la casa del Señor.
¡Qué alegría cuando me dijeron:
«Vamos a la casa del Señor.»!
Ya están pisando nuestros pies
tus umbrales, Jerusalén. R.
Allá suben las tribus,
las tribus del Señor.
Según la costumbre de Israel,
a celebrar el nombre del Señor;
en ella están los tribunales de justicia,
en el palacio de David. R.
Desead la paz a Jerusalén:
«vivan seguros los que te aman,
haya paz dentro de tus muros,
seguridad en tus palacios.» R.
Por mis hermanos y compañeros,
voy a decir: «la paz contigo.»
Por la casa del Señor, nuestro Dios,
te deseo todo bien. R.

SEGUNDA LECTURA
Nuestra salvación está cerca
Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Romanos 13, 11-14a
Hermanos:
Daos cuenta del momento en que vivís; ya es hora de despertaros del sueño, porque ahora nuestra salvación está más cerca que cuando empezamos a creer. La noche está avanzada, el día se echa encima: dejemos las actividades de las tinieblas y pertrechémonos con las armas de la luz.
Conduzcámonos como en pleno día, con dignidad. Nada de comilonas ni borracheras, nada de lujuria ni desenfreno, nada de riñas ni pendencias. Vestíos del Señor Jesucristo.
Palabra de Dios.

Aleluya Sal 84, 8
Aleluya, aleluya.
Muéstranos, Señor, tu misericordia
y danos tu salvación.
Aleluya.

EVANGELIO
Estad en vela para estar preparados
+ Lectura del santo Evangelio según San Mateo 24, 37-44
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Cuando venga el Hijo del hombre, pasará como en tiempo de Noé.
Antes del diluvio, la gente comía y bebía y se casaba, hasta el día en que Noé entró en el arca; y cuando menos lo esperaban llegó el diluvio y se los llevó a todos; lo mismo sucederá cuando venga el Hijo del Hombre:
Dos hombres estarán en el campo: a uno se lo llevarán y a otro lo dejarán; dos mujeres estarán moliendo: a una se la llevarán y a otra la dejarán.
Por tanto, estad en vela, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor.
Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora de la noche viene el ladrón, estaría en vela y no dejaría abrir un boquete en su casa.
Por eso, estad también vosotros preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del Hombre.
Palabra del Señor.

SAN SATURNINO, Mártir


29 de noviembre
SAN SATURNINO,
Mártir


Los hijos de este siglo son más sagaces,
en sus negocios, que los hijos de la luz.
(Lucas, 16, 8).

   San Saturnino fue detenido y arrojado en una prisión durante la persecución de Diocleciano. Después de haber sufrido mucho en su mazmorra, fue sacado de ella para ser extendido en el potro; pero como las torturas ordinarias no podían doblegarlo a sacrificar a los dioses, le machacaron el cuerpo a bastonazos y le quemaron los costados con antorchas ardientes. Por fin fue decapitado junto con el diácono Sisino, y sus cuerpos fueron enterrados a dos millas de Roma, en la vía Salariana, el año 309.

MEDITACIÓN
SOBRE LA VERDADERA
PRUDENCIA DEL CRISTIANO

   I. La verdadera prudencia del cristiano consiste en regular la vida según las máximas del Evangelio; hay que mirar las cosas de este mundo con los ojos de la fe. El hombre político, el médico, el orador siguen las reglas de su respectivo arte: ¡Sólo el cristiano quiere hacer profesión de cristianismo sin observar sus preceptos! Se declara discípulo del Evangelio no obstante vivir una vida contraria al Evangelio. Leen el Evangelio y se entregan a la impureza; se dicen discípulos de una ley santa y llevan una vida criminal. (Salviano).
   II. ¿De qué proviene que no obremos según las máximas del Cielo? Es que no meditamos lo suficiente. ¿Podríamos acaso amar las riquezas y los placeres, si pensásemos seriamente en la muerte que está próxima, en el juicio que le sigue, en la eternidad de dicha o de infelicidad que será nuestra herencia?
   III. Sería menester meditar cada día una verdad del Evangelio y elegir una de ellas en particular con la que entretuviésemos nuestra alma, que fuera como nuestro lema y nuestro grito de guerra en nuestra lucha contra el demonio. Los santos tuvieron su divisa particular, San Francisco: Mi Dios y mi todo; Santa Teresa: O padecer o morir; San Ignacio de Loyola: A la mayor gloria de Dios; el cardenal de Bérulle: Nada mortal para un corazón inmortal. Siguiendo el ejemplo de estos grandes hombres, elige en la Escritura o en los Padres una palabra y no la pierdas de vista. ¿De qué sirve al hombre ganar todo el universo, si llega a perder su alma?

El deseo de la sabiduría 
Orad por los prisioneros.


ORACIÓN
   Oh Dios, que nos concedéis la alegría de celebrar el nacimiento al cielo del bienaventurado Saturnino, vuestro mártir, concedednos la gracia de ser asistidos por sus méritos. Por J. C. N. S. Amén.

SAN SATURNINO, Obispo de Tolosa. Mártir

29 de noviembre

SAN SATURNINO,
Obispo de Tolosa
Mártir
(¿Siglo III?)

   
    Saturnino, obispo de Tolosa, es uno de los santos más populares en Francia y en España. La Passio Saturnini es ante todo un documento muy importante para el conocimiento de la antigua Iglesia de la Galia. Según el autor de la Pasión, escrita entre el 430 y el 450, Saturnino fijó su residencia en Tolosa en el 250, bajo el consulado de Decio y Grato. En ese tiempo, refiere el autor, en Galia había pocas comunidades cristianas, con escaso número de fieles, mientras los templos paganos se llenaban de fieles que sacrificaban a los ídolos.


   Saturnino, que había llegado desde hacía poco a Tolosa, probablemente de Africa (el nombre es efectivamente africano) o de Oriente, como se lee en el Missale Gothicum, había ya reunido los primeros frutos de su predicación, atrayendo a la fe en Cristo a un buen número de ciudadanos. El santo obispo, para llegar a un pequeño oratorio de su propiedad, pasaba todas las mañanas frente al Capitolio, es decir, el principal templo pagano, dedicado a Júpiter Capitolino, en donde los sacerdotes paganos ofrecían en sacrificio al dios pagano un toro para obtener las gracias que pedían los fieles.


   Parece que la presencia de Saturnino volvía mudos a los dioses y de esto los sacerdotes paganos acusaron al obispo cristiano, cuya irreverencia habría irritado la susceptibilidad de las divinidades paganas. Un día la multitud rodeó amenazadora a Saturnino y le impuso que sacrificara un toro sobre el altar de Júpiter. Ante el rechazo del obispo de sacrificar el animal, que poco después se convertiría en el instrumento inconsciente de su martirio, y sobre todo por lo que consideraban los paganos un ultraje a la divinidad, pues Saturnino dijo que no les tenía miedo a los rayos de Júpiter, ya que era impotente porque no existía, lo agarraron enfurecidos y lo ataron al cuello del toro, al que picaron para que corriera escaleras abajo del Capitolio arrastrando al obispo.


   Saturnino, con el cuerpo despedazado, murió poco después y su cuerpo quedó abandonado en la calle, de donde lo recogieron dos piadosas mujeres y le dieron sepultura «en una fosa muy profunda». Sobre esta tumba, un siglo después, San Hilario construyó una capilla de madera que pronto fue destruida y se perdió por algún tiempo su recuerdo, hasta cuando en el siglo VI el duque Leunebaldo, volviendo a encontrar las reliquias del mártir, hizo edificar en ese lugar la iglesia dedicada a San Saturnino, en francés Saint-Sernin-du-Taur, que en el Trescientos tomó el actual nombre de Notre-Dame du Taur.

SÁBADO DE LA TRIGÉSIMA CUARTA SEMANA

PRIMERA LECTURA
El poder real y el dominio será entregado al pueblo de los santos del Altísimo

Lectura del Profeta Daniel 7, 15-27

Yo, Daniel, me sentía agitado por dentro, y me turbaban las visiones de mi fantasía.
Me acerqué a uno de los que estaban allí en pie y le pedí que me explicase todo aquello.
El me contestó explicándome el sentido de la visión: Esas cuatro fieras gigantescas representan cuatro reinos que surgirán en el mundo.
Pero los santos del Altísimo recibirán el reino y lo poseerán por los siglos de los siglos.
Yo quise saber lo que significaba la cuarta fiera, diversa de las demás; la fiera terrible, con dientes de hierro y garras de bronce, que devoraba y trituraba, y pateaba las sobras con las pezuñas; lo que significaban los diez cuernos de su cabeza, y el otro cuerno que le salía y eliminaba a otros tres, que tenía ojos y una boca que profería insolencias, y era más grande que los otros.
Mientras yo seguía mirando, aquel cuerno luchó contra los santos y los derrotó.
Hasta que llegó el Anciano para hacer justicia a los santos del Altísimo, y empezó el imperio de los santos.
Después me dijo: La cuarta bestia es un cuarto reino que habrá en la tierra, diverso de todos los demás; devorará toda la tierra, la trillará y triturará.
Sus diez cuernos son diez reyes que habrá en aquel reino; después vendrá otro, diverso de los precedentes, que destronará a tres reyes; blasfemará contra el Altísimo, e intentará aniquilar a los santos y cambiar el calendario y la ley.
Le dejarán los santos en su poder, durante un año, y otro año, y otro año y medio.
Pero cuando se siente el tribunal a juzgar, le quitará el poder y será destruido y aniquilado totalmente.
El poder real y el dominio sobre todos los reinos bajo el cielo será entregado al pueblo de los santos del Altísimo.
Será un reino eterno, al que temerán y se someterán todos los soberanos.
Palabra de Dios.
 
Salmo responsorial Dn 3, 82. 83. 84. 85. 86. 87
V/. Hijos de los hombres: bendecid al Señor.
R/. Ensalzadlo con himnos por los siglos.
 
V/. Bendiga Israel al Señor. R/.
V/. Sacerdotes del Señor: bendecid al Señor. R/.
V/. Siervos del Señor: bendecid al Señor. R/.
V/. Almas y espíritus justos: bendecid al Señor. R/.
V/. Santos y humildes de corazón: bendecid al Señor. R/.


EVANGELIO
Estad siempre despiertos, para escapar de todo lo que está por venir

+Lectura del santo Evangelio según San Lucas 21, 34-36

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: Tened cuidado no se os embote la mente con el vicio, la bebida y la preocupación del dinero, y se os eche encima de repente aquel día; porque caerá como un lazo sobre todos los habitantes de la tierra.
Estad siempre despiertos, pidiendo fuerza para escapar de todo lo que está por venir, y manteneos en pie ante el Hijo del Hombre.
Palabra del Señor. 

viernes, 28 de noviembre de 2025

SANTA CATALINA LABOURÉ, Virgen



28 de noviembre  
SANTA CATALINA LABOURÉ,(*)
 Virgen
(1876 P. C.)



   La capilla de las apariciones de la Medalla Milagrosa se encuentra en la rue du Bac, de París, en la casa madre de las Hijas de la Caridad. Es fácil llegar por "Metro". Se baja en Sevre-Babylone, y detrás de los grandes almacenes "Au Bon Marché" está el edificio. Una casona muy parisina, como tantas otras de aquel barrio tranquilo. Se cruza el portalón, se pasa un patio alargado y se llega a la capilla.
   La capilla es enormemente vulgar, como cientos o miles de capillas de casas religiosas. Una pieza rectangular sin estilo definido. Aún ahora, a pesar de las decoraciones y arreglos, la capilla sigue siendo desangelada.
   Uno comprende que la Virgen se apareciera en Lourdes, en el paisaje risueño de los Pirineos, a orillas de un río de alta montaña; que se apareciera inclusive en Fátima, en el adusto y grave escenario de la "Cova de Iría"; que se apareciera en tantos montículos, árboles, fuentes o arroyuelos, donde ahora ermitas y santuarios dan fe de que allí se apareció María a unos pastorcillos, a un solitario, a una campesina piadosa...
   Pero la capilla de la rue du Bac es el sitio menos poético para una aparición. Y, sin embargo, es el sitio donde las cosas están prácticamente lo mismo que cuando la Virgen se manifestó aquella noche del 27 de noviembre de 1830.
   Yo siempre que paso por París voy a decir misa a esta capilla, a orar ante aquel altar "desde el cual serán derramadas todas las gracias", a contemplar el sillón, un sillón de brazos y respaldo muy bajos, tapizado de velludillo rojo, gastado y algo sucio, donde lo fieles dejan cartas con peticiones, porque en él se sentó la Virgen.


SAN ESTEBAN EL JOVEN, Mártir

28 de noviembre

SAN ESTEBAN
EL JOVEN,
Mártir


Las zorras tienen madrigueras, y las aves del cielo
nidos, mas el Hijo del hombre no tiene dónde
reclinar su cabeza.
(Mateo, 8, 20).


   San Esteban el joven fue, antes de nacer, ofrecido al Señor por sus padres. Él mismo se consagró al servicio de Dios abrazando la vida religiosa lo más pronto que pudo. Pidió una habitación sin techo, a fin de estar expuesto a todas las inclemencias de la intemperie. Constantino Coprónimo le prohibió que honrara las imágenes de los santos, pero le respondió el santo que estaba dispuesto a morir antes que cumplir su prohibición. Esta generosa respuesta le mereció la corona del martirio, en el año 764. 

MEDITACIÓN
SOBRE CÓMO HAY QUE SUFRIR
LAS INCLEMENCIAS DEL TIEMPO
   I. Hay que sufrir con paciencia y sin murmuración lo que no puede evitarse; soporta, pues, con resignación el frío, el calor y todas las molestias de las estaciones. Estas incomodidades te son comunes con todos los hombres; sopórtalas, pero de manera que no sea común; recíbelas en expiación de los pecados que has cometido; esto disminuirá proporcionalmente lo que debes sufrir en el purgatorio, y embellecerá tu corona en el cielo. ¿Tú, que has merecido el infierno con tus crímenes, te atreves a quejarte del frío del invierno y de los calores del verano? Cesará de quejarse quien comprenda que merece los sufrimientos que lo afligen. (San Cipriano).

   II. Tú soportas estas incomodidades sin murmurar, cuando hay algún provecho que obtener, algún honor que esperar. ¿Acaso el mercader, el soldado, el agricultor, no menosprecian las borrascas, las tempestades y el rigor de las estaciones cuando se trata de sus intereses? ¿Por ventura tantos hombres virtuosos como hay que sufren por amor de Jesucristo, no tienen un cuerpo como el tuyo? Acostúmbrate, como ellos, al sufrimiento.
 
   III. Jesucristo se expuso a todos estos tormentos por amor nuestro; míralo en el pesebre, en Egipto, en sus viajes, en la cruz; por todas partes se expuso a los rigores de las estaciones. Su cuerpo, que estaba unido a la divinidad, hubiera podido, milagrosamente, hacerse impasible, pero Jesús no lo quiso, ¡Y tú quisieras cambiar el orden de las estaciones y las leyes de la naturaleza para no tener nada que te aflija! ¡El Hijo de Dios ha sufrido para hacer de nosotros hijos de Dios, y el hijo del hombre nada quiere sufrir para continuar siendo hijo de Dios! (San Cipriano).

La paciencia
 Orad por los pobres. 

ORACIÓN
   Haced, os conjuramos, oh Dios omnipotente, que la intercesión del bienaventurado mártir Esteban, cuyo nacimiento al cielo celebramos, nos fortifique en el amor de vuestro santo Nombre. Por J. C. N. S. Amén.

VIERNES DE LA TRIGÉSIMA CUARTA SEMANA


PRIMERA LECTURA
Vi venir una especie de hombre entre las nubes del cielo
Lectura del Profeta Daniel 7, 2-14
Tuve una visión nocturna: Los cuatro vientos del cielo agitaban el océano.
Cuatro fieras gigantescas salieron del mar, las cuatro distintas.
La primera era como un león con alas de águila; la estaba mirando, cuando le arrancaron las alas, la alzaron del suelo, la pusieron de pie como un hombre y le dieron una mente humana.
La segunda era como un oso medio erguido, con tres costillas en la boca, entre los dientes.
Le dijeron: «¡Arriba! Come carne en abundancia».
Después vi otra fiera como un leopardo, con cuatro alas de ave en el lomo y cuatro cabezas.
Y le dieron el poder.
Después tuve otra visión nocturna: una cuarta fiera terrible, espantosa, fortísima; tenía grandes dientes de hierro, con los que comía y descuartizaba; y las sobras las pateaba con las pezuñas.
Era diversa de las fieras anteriores, porque tenía diez cuernos.
Miré atentamente los cuernos, y vi que entre ellos salía otro cuerno pequeño; para hacerle sitio, arrancaron tres de los cuernos precedentes.
Aquel cuerno tenía ojos humanos, y una boca que profería insolencias.
Durante la visión miré y vi que colocaban unos tronos.
Un anciano se sentó.
Su vestido era blanco como nieve, su cabellera como lana limpísima; su trono, llamas de fuego; sus ruedas, llamaradas; un río impetuoso de fuego brotaba delante de él.
Miles y miles le servían, millones estaban a sus órdenes.
Comenzó la sesión y se abrieron los libros.
Yo seguí mirando, atraído por las insolencias que profería aquel cuerno; hasta que mataron a la fiera, la descuartizaron y la echaron al fuego.
A las otras fieras les quitaron el poder, dejándolas vivas una temporada.
Seguí mirando.
Y en mi visión nocturna vi venir una especie de hombre entre las nubes del cielo.
Avanzó hacia el anciano venerable y llegó hasta su presencia.
A él se le dio poder, honor y reino.
Y todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieron.
Su poder es eterno, no cesará.
Su reino no acabará.
Palabra de Dios.

Salmo responsorial Dn 3, 75. 76. 77. 78. 79. 80. 81
V/. Montes y cumbres: bendecid al Señor.
R/. Ensalzadlo con himnos por los siglos.

V/. Cuanto germina en la tierra: bendiga al Señor. R/.

V/. Manantiales: |bendecid al Señor. R/.

V/. Mares y ríos: bendecid al Señor. R/.

V/. Cetáceos y peces: bendecid al Señor. R/.

V/. Aves del cielo: bendecid al Señor. R/.

V/. Fieras y ganados: bendecid al Señor. R/.



EVANGELIO
Cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que esta cerca el Reino de Dios
+Lectura del santo Evangelio según San Lucas 21, 29-33
En aquel tiempo, puso Jesús una comparación a sus discípulos: Fijaos en la higuera o en cualquier árbol: cuando echan brotes, os basta verlos para saber que la primavera está cerca.
Pues cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que está cerca el reino de Dios.
Os aseguro que antes que pase esta generación, todo eso se cumplirá.

El cielo y la tierra pasarán, mis palabras no pasarán.
Palabra del Señor.

jueves, 27 de noviembre de 2025

NUESTRA SEÑORA DE LA MEDALLA MILAGROSA



27 de noviembre
NUESTRA SEÑORA
DE LA
MEDALLA MILAGROSA


¡Oh María concebida sin pecado!,
rogad por nosotros que recurrimos a Vos

   En 1830 la Santísima Virgen se apareció a una humilde novicia de la Caridad, Sor Catalina Labouré, ordenándole que se hiciese acuñar una medalla cuyas efigies le mostró. Una de las caras de la medalla lleva la imagen de la Inmaculada despidiendo rayos de sus manos, con esta plegaria: "Oh María concebida sin pecado, rogad por nosotros que recurrimos a vos".
   Las curaciones y milagros de todo orden obrados por esta medalla aceleraron la definición dogmática de la Inmaculada Concepción, razón por la cual es la Medalla Milagrosa la más usada por las Hijas de María de todo el mundo y propiamente la insignia oficial de las mismas.
   He aquí cómo relata la propia sor Catalina su primera aparición:
   "Vino después de la fiesta de San Vicente, en la que nuestra buena madre Marta hizo, por la víspera, una instrucción referente a la devoción de los santos, en particular de la Santísima Virgen, lo que me produjo un deseo tal de ver a esta Señora, que me acosté con el pensamiento de que aquella misma noche vería a tan buena Madre. ¡Hacía tiempo que deseaba verla! Al fin me quedé dormida. Como se nos había distribuido un pedazo de lienzo de un roquete de San Vicente, yo había cortado el mío por la mitad y tragado una parte, quedándome así dormida con la idea de que San Vicente me obtendría la gracia de ver a la Santísima Virgen.
   Por fin, a las once y media de la noche, oí que me llamaban por mi nombre: Hermana, hermana, hermana. Despertándome, miré del lado que había oído la voz, que era hacia el pasillo. Corro la cortina y veo un niño vestido de blanco, de edad de cuatro a cinco años, que me dice: Venid a la capilla; la Santísima Virgen os espera. Inmediatamente me vino al pensamiento: ¡Pero se me va a oír! El niño me respondió: Tranquilizaos, son las once y media; todo el mundo está profundamente dormido, venid, yo os aguardo.
   Me apresuré a vestirme y me dirigí hacia el niño, que había permanecido de pie, sin alejarse de la cabecera de mi lecho. Puesto siempre a mi izquierda, me siguió, o más bien, yo le seguí a él en todos sus pasos. Las luces de todos los lugares por donde pasábamos estaban encendidas, lo que me llenaba de admiración. Creció de punto el asombro cuando, al ir a entrar en la capilla, se abrió la puerta apenas la hubo tocado el niño con la punta del dedo; y fue todavía mucho mayor cuando vi todas las velas y candeleros encendidos, lo que me traía a la memoria la misa de Navidad. No veía, sin embargo, a la Santísima Virgen.
   El niño me condujo al presbiterio, al lado del sillón del señor director. Aquí me puse de rodillas, y el niño permaneció de pie todo el tiempo. Como éste se me hiciera largo, miré no fuesen a pasar por la tribuna las hermanas a quienes tocaba vela.
   Al fin llegó la hora. El niño me lo previene y me dice: He aquí a la Santísima Virgen; hela aquí. Yo oí como un ruido, como el roce de un vestido de seda, procedente del lado de la tribuna, junto al cuadro de San José, que venía a colocarse en las gradas del altar, al lado del Evangelio, en un sillón parecido al de Santa Ana; sólo que el rostro de la Santísima Virgen no era como el de aquella Santa.
   Dudaba yo si sería la Santísima Virgen, pero el ángel que estaba allí me dijo: He ahí a la Santísima Virgen. Me sería imposible decir lo que sentí en aquel momento, lo que pasó dentro de mí; parecíame que no la veía. Entonces el niño habló, no como niño, sino como hombre, con la mayor energía y con palabras las más enérgicas también. Mirando entonces a la Santísima Virgen, me puse de un salto junto a Ella, de rodillas sobre las gradas del altar y las manos apoyadas sobre las rodillas de esta Señora...
   "En ese instante experimenté la emoción más dulce de mi vida y que me es absolutamente imposible describir, La Santísima Virgen me explicó la manera como debía haberme en medio de mis penas y, señalándome con la mano izquierda las gradas del altar, me dijo que viniera siempre, en semejantes ocasiones, a postrarme allí, y abrir allí mi corazón para desahogarlo y recibir todos los consuelos de que tenía necesidad. Y agregó: Hija mía, quiero confiarte una misión. Tendrás grandes amarguras para llevarlas a cabo, pero las sobrellevarás con el pensamiento de que todo irá encaminado a la mayor gloria de Dios. Padecerás contradicción, pero no temas porque no te faltará la gracia que necesitas; y no dejes de manifestar ingenua y sencillamente todo lo que pase. Has de ver algunas cosas, y has de recibir particulares inspiraciones en la oración. Pero, mira, da cuenta de todo a tu padre espiritual.
   "Entonces supliqué a la Santísima Virgen que me explicara las cosas que había visto, Hija mía -me respondió-, los tiempos que corren son malos y van a traer grandes calamidades sobre Francia. El trono va a ser echado por tierra. El mundo entero será azotado por toda suerte de males. La Santísima Virgen mostraba un aire tristísimo diciendo esto: Pero, mira, en aquellos tiempos de tribulación, venid, venid al pie de este santo altar. Aquí, mis gracias serán derramadas sobre todos. ..todas las personas que las pidieren, grandes y pequeñas.
   Llegarán a tal extremo las cosas que parecerá que ya no habrá remedio; todo se creerá perdido; pero tened buen ánimo, no desconfiéis un momento; yo estaré con vosotros; experimentaréis sensiblemente mi presencia, y la protección de Dios y de San Vicente descenderá sobre sus dos Familias. (La de los Sacerdotes de la Misión y la de las Hijas de la Caridad).
   Después, los ojos arrasados en lágrimas, añadió: En otras comunidades igual que en el clero de París, habrá víctimas. El Ilustrísimo Señor Arzobispo morirá. Al proferir estas palabras, sus lágrimas rodaron, Hija mía, la Cruz será vilipendiada y arrojada al suelo. Será abierto de nuevo el costado de mi Divino Hijo. Las calles se inundarán de sangre; el mundo entero quedará sumido en la tristeza. Aquí la Santísima Virgen ya no pudo hablar, y un dolor profundo dibujóse en su semblante, entonces Sor Labouré púsose a pensar: "Cuándo sucederán todas estas cosas?" y una lumbre interior claramente le indicó que dentro de cuarenta años, vaticinando así los luctuosos acontecimientos que se desarrollaron entre los años 1870 y 1871.
   La Santísima Virgen le encargó además que trasmitiera a su Director varias recomendaciones referentes a las Hijas de la Caridad y le anunció que un día se vería investida de una autoridad que le permitiría poner en ejecución lo que ella le pedía. Luego concluyó:
   Grandes calamidades, pues, habrán de sobrevenir. Máximo será el peligro. Con todo, no temáis vosotras; la protección de Dios, particularmente, os acompañará siempre, y San Vicente os protegerá también. Yo misma permaneceré con vosotras y en vosotras siempre tendré puestos mis ojos para concederos gracias en abundancia.
   La Santa añade: "Las gracias serán derramadas particularmente sobre las personas que las pidieren; pero, es preciso orar, ..orar mucho. . ."
   "No podría decir -continúa la confidente de María- cuánto tiempo permanecí con la Santísima Virgen. Todo lo que puedo afirmar es que, después de haberme hablado largo tiempo, desapareció de mi vista como una sombra que se desvanece".
   Habiéndose levantado, la Santa volvió a hallar al niño en el mismo sitio en que lo había dejado, Entonces él le dijo: La Virgen ya se fue. y otra vez, colocándose a la izquierda, la llevó lo mismo que la había traído, derramando claridades celestiales en tomo suyo.
   "Creo -concluye el relato de la Santa Hermana- que este niño era el Ángel de mi Guarda, porque yo le había rogado encarecidamente que me alcanzase el favor de ver a la Santísima Virgen. Vuelta a mi cama, oí sonar las dos, y no volví a dormir,.."

LA APARICIÓN DEL 27 DE NOVIEMBRE

   Lo que acaba de ser referido no es más que una parte de la misión confiada a Sor Labouré, o más bien, una preparación de la entrega del preciosísimo legado que iba a depositar en sus manos, como prenda de su amor a la humanidad, la bondadosa Reina de los cielos.
   A fines de noviembre de este mismo año de 1830, nuestra Santa dio cuenta a su Director de una nueva visión. Esta vez no es ya la madre afligida que llora sobre los males que amenazan a sus hijos; es la mirífica Reina de los cielos que baja trayendo la promesa de las bendiciones, de la salud eterna y de la paz.
   He aquí su relación, escrita de la propia mano de Sor Labouré:
   "El 27 de noviembre de 1830, víspera del primer Domingo de Adviento, a las cinco y media de la tarde, en medio profundo silencio de la meditación, oí del lado derecho del altar, un ruido de sedas que se rozan, e inmediatamente vi a la Santísima Virgen junto al cuadro de San José. De estatura mediana, su rostro era tan hermoso que me sería imposible describir, aún pálidamente, su belleza. Estaba de pie, vestida con una túnica blanca, nacarada, color de aurora, sin escote y mangas lisas, a la moda que hoy se llama de la Virgen. Tenía cubierta la cabeza con un velo blanco que le caía a cada lado hasta los pies; los cabellos recogidos y por encima una especie de manteleta, guarnecida de un corto encaje, ajustada a la cabeza. El rostro quedaba bastante descubierto y los pies descansaban sobre un globo terráqueo, del cual sólo veíase la mitad. Las manos, levantadas a la altura del pecho, sostenían, naturalmente, otro globo, que también representaba el mundo. Su mirada se elevaba dulcemente al cielo en actitud de ofrecer a Dios la esfera representativa del Universo.
    "De repente sus dedos cubriéronse de anillos adornados de piedras preciosísimas de sin igual belleza. Los haces de rayos que despedían, iluminaban a la Virgen de tal suerte que su claridad deslumbradora ya no dejaba ver ni su vestido ni sus pies. Las gemas eran de diferentes tamaños y asimismo los rayos que lanzaban eran proporcionalmente de diversa claridad.
   "No podré decir lo que entonces experimenté ni todo lo que aprendí de ello en tan poco tiempo.
   "Como estuviese yo completamente embebida en su contemplación, la Santísima Virgen inclinó sus ojos sobre mí y una voz me dijo en el fondo del corazón: Este globo que aquí ves representa al mundo entero, pero especialmente a Francia y aun a cada persona en particular.
   "Aquí ya no sé describir de ningún modo la espléndida belleza ni el brillo que cobraron los rayos luminosos, cuando la Santísima Virgen añadió: Estos rayos son figura de las gracias que derramo sobre las personas que imploran mis favores, haciéndome comprender así cuán generosa es con las persornas que a ella se dirigen. ¡Cuántas gracias concede a quienes se las piden! En estos instantes inefables, ¿existía yo o no existía? No lo sé. ¡Yo gozaba... gozaba inmensamente!
   "De pronto la aparición tomó la forma de óvalo, en cuya parte superior se dibujó esta inscripción en caracteres de oro: ¡Oh María sin pecado concebida, rogad por nosotros que recurrimos a Vos!
   Este vivo cuadro que Sor Catalina tenía: delante de sus ojos, de pronto se cambió sensiblemente. Las manos de María como abrumadas por el peso de las gracias de que eran símbolo las radiantes sortijas y sus piedras preciosísimas, se bajaron y extendieron en el ademán gracioso que hoy ostenta la medalla. Luego, la Virgen dejó oír estas palabras: Haz acuñar, una medalla según este modelo. Cuantos piadosamente la llevaren, recibirán gracias particularísimas, sobre todo si la llevaren suspendida al cuello. Las gracias serán muy abundantes para cuantas la llevaren animados de confianza.
   Un instante después -dice la Santa- el retablo se volvió, dejando ver en el reverso la letra M; sobre la que se levantaba una Cruz que descansaba en una barra horizontal, y debajo, los Sagrados Corazones de Jesús y María; el primero rodeado de una Corona de Espinas y el segundo atravesado por una espada". 
   Aunque los apuntes de la vidente nada dicen de las doce estrellas que circundan el monograma de María y los dos Sagrados Corazones, sin embargo, siempre han figurado en el reverso de la Medalla, pues es moralmente seguro que este detalle lo manifestó de viva voz la Santa en tiempo de las apariciones.
   En otras notas, escritas igualmente por la misma Hermana, que completan esta relación, se añade que algunas de las piedras de los anillos no despedían rayo ninguno, y, admirándose de esto la Vidente, se le respondió que las piedras que quedaban en la sombra representaban las gracias que los hombres no piden a María.

TERCERA APARICIÓN DE LA SANTÍSIMA VIRGEN

   E1 Padre Aladel acogió con indiferencia, casi pudiera decirse con severidad, las comunicaciones de su penitente, llegando hasta prohibirle el darles crédito alguno. Pero la obediencia de la Santa, atestiguada por su mismo Director, no tuvo la eficacia para borrar de su memoria el dulce recuerdo de lo visto. Postrarse a los pies de María, constituía para ella toda su felicidad.
   A María iba continuamente el giro de sus pensamientos, y estaba íntimamente persuadida de que volvería a ver a la Reina de los cielos.
   Y en efecto, no quedaron frustradas sus esperanzas. En el mes de Diciembre fue favorecida con una nueva aparición, exactamente igual a la del 27 de Noviembre, y a la misma hora, con la única diferencia, sin embargo por otra parte notable, que la Santísima Virgen no se colocó junto al cuadro de San José, como la vez anterior, sino sobre el sagrario, un tanto hacia atrás, en el mismo lugar en que hoy está su imagen.
   La mensajera escogida por la Inmaculada recibió de nuevo la orden de hacer acuñar una medalla, según este modelo. Sor Catalina termina su relación con estas palabras: "Deciros lo que sentí en el momento en que la Santísima Virgen ofreció a Nuestro Señor el globo que representaba el universo, es imposible, como también lo que experimenté en los instantes en que la contemplaba. Una voz que se dejó oir en el fondo de mi corazón, me dijo: Estos rayos son el símbolo de las gracias que la Santísima Virgen obtiene a las personas que se las piden.
   Después, contra su costumbre, se le escapa una exclamación de júbilo al pensar en los homenajes que le serían tributados a María: "Oh, qué hermoso será oír decir un día: María es la Reina del Universo. Y cuando los niños exclamen: ¡María es la Reina de cada persona en particular! ¡Será llevada en triunfo y dará la vuelta al mundo!"
   Cuando la Venerable Hermana refirió esta nueva aparición de la Medalla al Padre Aladel, éste le preguntó si en el reverso había alguna inscripción, así como la había alrededor de la Inmaculada. La Hermana contestó que no había inscripción ninguna. "Pero, entonces -replicó su Director-, pregunte usted a la Virgen qué es lo que allí se ha de poner".
   La Hermana obedeció y después de haber orado largo tiempo, un día, estando en oración, le pareció oír una voz que le decía: Bastante dicen la letra M y los Sagrados Corazones.

DIFUSIÓN DE LA MEDALLA

   Con verdad, puede decirse que desde el momento en que se acuñó la primera medalla, ésta comenzó a recorrer el mundo, convirtiendo una cantidad innumerable de almas, volviendo la paz a infinidad de familias, restaurando la sólida piedad cristiana en todos lados, abriendo el camino a la definición del dogma de la Inmaculada Concepción y luego confirmando esta verdad de nuestra fe en los corazones de todos los bautizados.
   El mundo se escandaliza como siempre, del modo de proceder de Dios, el cual, al decir de San Pablo, se complace en realizar sus más grandes maravillas; con los medios más humildes y hasta, despreciables.
   ¿Cómo es posible -murmuran engreídos- que un trocito de metal, más o menos precioso, pueda tener la tan decantada virtud que se le atribuye? ..; esto es simplemente ridículo.
   Esta arma, la Medalla con la imagen de.la Santísima Virgen, en efecto, es insignificante en sí misma, mas no lo es ciertamente, con la virtud que María Santísima ha puesto en ella.
   El naturalismo y el sensualismo serán heridos de muerte en muchos creyentes con este piadoso procedimiento Nuestra Inmaculada Madre quiere combatirlos valiéndose de su Medalla.
   Llevemos, pues, nuestra Medalla al cuello, rezando confiadamente la oración que lleva inscripta y recordando las palabras que Nuestra Señora en su aparición a Santa Catalina Labouré:
   Y sólo, cuando Yo, bajo este emblema sea reconocida como Reina del Mundo, llegarán los días de Paz, de Alegría y de Felicidad, que han de ser muy largos...

CONSAGRACIÓN
  A NUESTRA SEÑORA
   DE LA
    MEDALLA MILAGROSA

   Postrado ante vuestro acatamiento, ¡Virgen de la Medalla Milagrosa!, y después de saludaros en el augusto misterio de vuestra Concepción sin mancha, os elijo, desde ahora y para siempre, por mi Madre, abogada, Reina y Señora de todas mis acciones, y protectora ante la majestad de Dios. Yo os prometo, Virgen purísima, no olvidaros jamás, ni vuestro culto, ni los intereses de vuestra gloria, a la vez que os prometo también promover en los que me rodean, vuestro amor.
   Recibidme, Madre tierna, desde este momento, y sed para mí el refugio en esta vida y el sostén a la hora de la muerte. Amén.